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Lorenzo Ruiz: El primer paso es el principal

El montañista Lorenzo Ruiz ha encontrado estímulo y motivación en las adversidades. Es Ingeniero Industrial y de Sistemas, egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, tras haber desempeñado varios puestos directivos…

El montañista Lorenzo Ruiz ha encontrado estímulo y motivación en las adversidades. Es Ingeniero Industrial y de Sistemas, egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, tras haber desempeñado varios puestos directivos en importantes empresas internacionales, actualmente es Director General de Tommy Hilfiger. Su exitosa actividad profesional, lejos de inducirlo a la molicie y a una existencia despreocupada, se ha conjugado con su vocación por los deportes extremos, que a su vez le permiten desarrollar una actividad altruista a través de la Fundación FUTURORS A. C. En mayo de 2012 cumplió su mayor meta deportiva: el ascenso al Everest, y en esta entrevista, comparte su aventura.

Boxer Motors: ¿Cuándo comenzó su interés por la práctica de los deportes extremos, como el ciclismo de montaña y el montañismo?

Lorenzo Ruiz: En el 2008, como resultado de la crisis económica, estaba inmerso en un intenso estrés y empecé a irme a la montaña como una medida de escape y de estar en paz conmigo mismo. Al principio lo veía como algo que me relajaba y posteriormente comencé a encontrar en ello un gran aprendizaje de vida.

BM: ¿A qué se debió que surgiera ese interés?

LR: La montaña empezó a darme tranquilidad, perspectiva y a llenarme de vida, elementos que en esa época necesitaba para estar bien en lo personal y en lo profesional. El convertirme en alpinista nace de mi fascinación por descubrir las montañas, explorar sus límites y adentrarme también en los míos.

BM: ¿Existía la tradición familiar por la práctica de los deportes extremos?

LR: No, en absoluto. De hecho, soy el único en mi familia que hace este tipo de locuras y que ha vivido enfocado al deporte.

BM: ¿Hubo alguien que ejerciera algún influjo en este sentido? ¿Un amigo, un modelo a seguir?

LR: Sí, Karla Wheelock a quien considero mi mentora, la conozco desde hace 14 años cuando todavía estaba en la universidad. La invité un día a dar una plática y fue ahí que me propuse ir al Everest algún día.

BM: ¿Cuáles deportes le llamaron la atención?

LR: En realidad fue más el practicar ejercicio en el gimnasio, no practicaba ningún deporte como tal.

BM: ¿Por qué precisamente esas especialidades?

LR: Por el contacto cercano con la naturaleza y porque te invita a un viaje hacia el interior; dado que tienes muchas horas de silencio y trayectos largos, te permiten reflexionar mucho. Cada montaña es un reto distinto.

BM: ¿Qué tan difícil es iniciarse en la práctica de estas disciplinas en México? ¿Qué dificultades se encuentra quien las practica? 

LR: En realidad no es difícil, siempre hay escuelas y federaciones que te dan cursos introductorios y en mi caso así fue, tome un curso de bici de montaña y también me inscribí al Club Alpino de México, pero en realidad nunca encontré trabas. Siempre he pensado que para hacer que las cosas sucedan sólo se requiere pasión y voluntad. El primer paso siempre es el más difícil de dar, pero es el más importante también, pues determina qué tan lejos vas a llegar y qué tan comprometido estás con tu proyecto.

BM: Además del ascenso al Everest, ¿cuáles han sido sus principales aventuras?

LR: Bueno, realicé varias salidas en bici a diferentes lugares, formé parte de la Primera Expedición de Líderes Mexicanos a la Antártica y cumplí ascensos en Chile y Argentina; hice cumbre en el Aconcagua, la más alta de América en el 2012, antes de irme al Everest.

BM: ¿Las familias mexicanas entienden la vocación por la aventura? 

LR: Creo que todas las familias siempre van a apoyar los sueños de sus integrantes, creo que hoy en día somos los menos quienes practicamos deporte de aventura y por eso podría percibirse que no. Creo que al principio les cuesta trabajo entenderlo, pero cuando ven la transformación que el deporte causa en uno, al final terminan por apoyarle.

BM: ¿Cuáles son los riesgos, por ejemplo, del ciclismo de montaña en México?

LR: Como todo deporte, el riesgo de lastimarse si no se usa el equipo correcto, si no se recibe la instrucción correcta, está latente. Se rumora que hay muchos asaltos en los campamentos o ya en plena montaña, porque te quieren quitar la bici. La verdad es que yo nunca he tenido ninguna mala experiencia.

BM: ¿Se ha visto alguna vez en una situación especialmente difícil? ¿Cómo la resolvió?

LR: Para mí cada montaña representa una situación difícil por vencer, y como tal la enfrento con humildad y con un gran respeto. Siempre he creído que uno debe ser humilde con la montaña; en el Everest me lastimé una costilla en las primeras cuatro semanas y eso significaba un riesgo de no poder seguir; sin embargo, me aferré a mi sueño y me conecté con la montaña para poder seguir avanzando.

El Everest

BM: ¿Puede contarnos cómo surgió la invitación para participar en la expedición chilena al Everest?

LR: En el 2010 participé en la primera Expedición de Líderes Mexicanos a la Antártica; ahí conocí a Sebastián Varela, mi guía y entrenador; a Rodrigo Jordán y Eugenio Guzmán de la empresa Vertical, quienes fueron los primeros chilenos en conquistar el monte Everest. Ellos vieron mi desempeño en la travesía a la Antártica y al regreso me invitaron a formar parte de esta expedición, que celebraría los primeros 20 años del primer ascenso.

BM: En aquel momento, ¿se sentía preparado para ese reto? ¿Cuál era su experiencia previa?

LR: No, en absoluto. Contesté de inmediato que sí, pero la verdad es que no dimensioné el reto hasta que tuve que empezar a entrenarme, a prepararme. Tuve que cambiar mi alimentación, mi rutina de ejercicios; durante un año no tuve fines de semana libres ni vacaciones, ya que siempre estaba en la montaña, sobre todas las cosas también tuve que mentalizarme y visualizarme en el Everest. La conquista del Everest empezó desde antes, desde conseguir los recursos, preparar a mi familia, amigos y a la empresa para la que trabajo con miras a este gran reto.

BM: ¿Cómo se prepara un montañista para un desafío de esas dimensiones? ¿Cuánto tiempo demanda esa preparación? 

LR: Yo entrenaba tres horas diarias; con horas montaña, me preparé durante año y medio, realicé varios ascensos en las montañas de México, Chile y Argentina. Como cualquier disciplina, el trabajo repetitivo y constante es lo que da la profesionalización. En mi caso, al ser un alpinista emergente, mi esfuerzo tendría que ser mayor.

BM: ¿Cuáles son las principales dificultades técnicas y físicas que caracterizan al Everest?

LR: Primordialmente, se requiere haber por lo menos hecho una montaña de 7,000 metros, haber estado en varias ocasiones por alturas superiores a las 5,000 y haber dormido a dicha altura; haber realizado varios ascensos previos, la aclimatación es clave y lo es todo; saber realizar ascensos en hielo y evidentemente tener una buena capacidad de adaptación.

BM: ¿Cuáles son los principales riesgos que encierra el Everest?

LR: Los riesgos los hay de dos tipos, objetivos y subjetivos, es decir, aquellos que saltan a la vista y los que no se pueden ver. La idea es que a través de la preparación y revisión de tu equipo, de tu cuerpo, de la hidratación, elimines los objetivos; en cuanto a los subjetivos, tales como avalanchas, grietas y demás, la preparación ayudará a anticipárseles. En el Everest siempre estarás expuesto a sufrir congelamiento de tus extremidades, a padecer edema cerebral o pulmonar, paro cardíaco, enfermedades respiratorias, diarreas, alucinaciones y otros problemas. Deberás siempre estar en conexión con tú cuerpo para saber identificarlos.

BM: ¿Cuáles eran las condiciones de la cordillera durante el ascenso?

LR: Esta temporada la montaña estuvo muy inestable, en 30 años no habíamos vivido algo así. Todos los días la ruta cambiaba debido a los deshielos y avalanchas constantes. Tuvimos muchas caídas de piedras y bloques de hielo durante el ascenso y esto lo hizo aún más difícil.

BM: ¿Qué opina la gente de los deportistas extremos? ¿La familia entiende esta actividad?

LR: Creo que a partir que empecé a hacer alta montaña me gané el sobrenombre de loco e insensato. La pregunta que más me han repetido los medios, es ¿para qué exponerse? ¿Qué tiene esto que ver con mi función de Director General de Tommy Hilfiger? En fin, creo que les cuesta un poco entender cuál es el beneficio de someterse a tales condiciones cuando se tiene todo en la ciudad. Pero bueno, yo les contesto que es justamente todo esto lo que impone que sea un reto para pocos y para quienes deseen sacrificar y dejar lo que les es cómodo y les es conocido, para lanzarse a la aventura de lo que puede suceder en un entorno adverso y de recursos limitados. Al final de eso se trata. Vencer los propios límites y los de la montaña. A mi familia esto le ha costado mucho dolor; uno es en cierta forma egoísta al perseguir este tipo de sueños, pues se deja un saldo rojo con la familia cuando uno se va; sus integrantes supeditan sus preocupaciones y sueños a los tuyos y se quedan viviendo y sufriendo por querer nosotros conquistar montañas.

BM: ¿Considera que vale la pena pasar por tanto riesgo? ¿Cuáles son las satisfacciones a cambio de ello?

LR: Sí, definitivamente, las cumbres para mí son una sencilla, pero potente metáfora de la vida y al igual que en cualquier empresa, los retos que en ella afrontamos nos ofrecen una idea clara del lugar al que queremos llegar. El sueño a alcanzar el Everest fue sin duda una escuela dura, a veces despiadada, pero también intensamente generosa. Me acerqué a ella con respeto, humildad y devoción; me entregué en cuerpo y alma, viéndola como un santuario de la naturaleza.

El quehacer altruista

BM: ¿Puede platicarnos de la relación entre el montañismo y su fundación altruista?

LR: Mi Fundación Futuror trabaja con niños y jóvenes; tiene como misión el compartir la experiencia de vida de esta ascensión, a través de un programa educativo con los que están buscando su propio Everest. Fomenta el no conformismo y la filosofía de que con esfuerzo se pueden cambiar paradigmas e historias. Éstos fueron parte de los objetivos de Lorenzo Ruiz en esta demandante misión. La montaña potencializa todo lo mejor y lo peor de un ser humano; mi idea es obtener lo mejor de ello, para capitalizarlo y compartirlo.

BM: ¿Cómo puede el público apoyar los esfuerzos de esta fundación?

LR: A través de donativos y participación activa en los diversos proyectos que realiza. Me pueden contactar en lorenzo@transformaelfuturo.org

BM: ¿Qué le recomendaría a quien desea empezar la práctica de estos deportes?

LR: Que nada en la vida que valga la pena será fácil, que los Everest se pueden conquistar, pero hay un precio que se paga y ese precio se llama esfuerzo. No se requiere experiencia, solamente pasión y voluntad.

BM: ¿Cuáles son los próximos planes?

LR: Pretendo realizar el gran Slam del alpinismo, es decir, el proyecto de las Siete cumbres, la cumbre más alta de cada continente, de las cuales ya llevo dos.

BM: ¿Hay algún otro comentario?

LR: Muchas gracias.

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