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Mujeres Motociclistas: Rompiendo paradigmas

Mujeres Motociclistas: Rompiendo paradigmas

Cuando decidimos hacer una revista dedicada cien por ciento a las mujeres, sabíamos que el reto sería lograr llegar a ellas; nos ayudaron los clubes y las agencias de BMW, además de algunas de las BM ́S internacionales con las que hemos tenido relación a lo largo de nuestras ediciones.

Seguramente nos faltarán muchas, a ellas les enviamos nuestro reconocimiento, y esperamos que en el futuro podamos reproducir sus experiencias y logros. La información recibida es muy reveladora e interesante, desafortunadamente por razones de espacio hemos tenido que seleccionar y resumir estos testimonios, la mecánica fue: seleccionar, a través de un comité, las respuestas que consideramos más completas o enriquecedoras a cada una de las preguntas, además de presentar el perfil de cada una de las participantes con las fotografías que gentilmente nos hicieron llegar, les agradecemos su cooperación y seguiremos apoyando su entusiasmo.

¿Cómo nació su pasión por el motociclismo?

De mis padres heredé la pasión por la motocicleta, mi padre ha sido fanático de las motos durante toda su vida y, desde que mis hermanas y yo éramos pequeñas, nos llevaba de paseo en su R60-69/S, cuando cumplí 11 años mi papá nos regaló una Carabela, pero me moría de ganas por conducir su R60-69/S de color blanco, hasta que se me hizo conducirla a los 14 años.

No podía prender la motocicleta sola, ya que el encendido era de pedal y mi peso no era suficiente para bajarlo a los 21, mi padre me compró una Kawasaki EX/500, siguiéndole más tarde una Vulcan 1500, para después enamorarme de la BMW F 650 GS, modelo 2001, con la que los recorridos dominicales fueron más frecuentes y variados, aunque no tan lejanos.

Más adelante empecé a alargar mis recorridos viajando con mi esposo y los miembros de mi club, ya con una nueva BMW 650 con motor 800 ¡El manejo de esa moto es indescriptible!

*Catalina del Castillo

¿Cuál ha sido el reto más grande que ha enfrentado al ser una mujer motociclista?

Fue justamente conmigo misma: con la plena convicción de adoptar un estilo de vida total y absolutamente distinto a todo lo que antes había experimentado, poner en práctica lo aprendido al cabo de muchos viajes y salidas, representaba vencer muchos miedos y temores, por fortuna siempre he contado con el apoyo y la guía del responsable de que hoy ame el motociclismo, además, ver a otras mujeres motociclistas siempre llamó mi atención y he tenido la suerte de conocer a varias que son maravillosas amigas, madres, esposas, trabajadoras, responsables, entregadas, apasionadas, en fin, ¡mujeres simplemente!

* Flor Egea

¿Qué es lo que más disfruta de ser una BM ́S?

Cuando manejo mi motocicleta siento que puedo hacer cualquier cosa que yo quiera, esta es una sensación de poder en un muy amplio sentido de la palabra, que difícilmente puedo adquirir con otras actividades de mi vida; estoy hablando de una sensación de libertad, esto es lo que más disfruto de mi moto, junto con su belleza y la seguridad que me ofrecen sus características: es perfecta para mis necesidades y me encanta que en ella pueda conocer lugares extraordinarios.

Cuéntenos sobre su mejor viaje o experiencia en una motocicleta BMW

Fue mi primera salida a carretera. Éramos unos 25 a 30 pilotos, algunos con sus acompañantes. Salimos rumbo a Autlán con el objetivo de comer unos langostinos de agua dulce.

Una motocicleta iba detrás de la otra. Yo veía a las otras mujeres del grupo, todas eran pasajeras, yo era la única piloto. En verdad me sentía espléndidamente.

El paisaje era espectacular y yo sentía que formaba parte de él; sentía la fuerza del viento sobre mi casco, la ruta tenía su grado de dificultad: estaba llena de curvas, algunas muy cerradas, había que conocer el movimiento de la moto, la inercia, la cadencia al entrar a una curva, había momentos en que la máquina se levantaba sola al salir de la curva.

Quien conozca la equitación “deporte que practiqué por un tiempo” comprende que llega un momento en que el caballo sabe lo que tiene que hacer, y se forma un binomio que se entiende mutuamente.

Sucede algo parecido con mi BMW 650 GS, porque la gravedad y la fuerza centrífuga, grandes aliadas, me llevan a tener, más que un dominio sobre mi moto, un entendimiento entre ella y yo, este tipo de viaje es como una danza, todos conectados, todos concentrados, todos unidos y todos manteniendo la velocidad.

Todas las demás motocicletas eran el doble de grandes que la mía, así que tenía que hacer mi mejor esfuerzo para permanecer en el grupo y no retrasar a nadie, sobre todo a mi primo y un amigo suyo que me iban cuidando, creo que esto es lo mejor del club BMW Elite, la camaradería y responsabilidad que toman del grupo, nadie viaja solo, todos van cuidando a todos; al llegar al restaurante donde comimos, descubrí que todos estaban al pendiente de mí.

La mayoría tenía la idea que era un niño, ya que traía el cabello corto y mi estatura de 1.50 los confundía, al quitarme el caso quedaron sorprendidos, recibí muy buenos comentarios respecto a mi destreza, se asombraron cuando les dije que era mi primera salida, me sentí muy agradecida con Héctor y con Jorge, por invitarme y cuidarme durante todo el trayecto.

*Ari Bátiz

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