BOTAS MÁS ALLÁ DE LA ESTÉTICA

LOS ÓRGANOS MÁS VULNERABLES DEL MOTOCICLISTA

 Todo deportista toma sus primeras medidas de protección desde el momento en que se viste: en la actualidad, los reglamentos de muchas federaciones exigen que se porte siempre el equipo que antes era opcional. Por la propia naturaleza del motociclismo, la protección es indispensable en todo momento, se participe o no en alguna competencia. En un número anterior de Boxer Motors hablamos ya del casco, ahora veremos algunos aspectos relacionados con el calzado del motociclista.

Originalmente, algunas de las botas que se calzaban los motociclistas, especialmente los militares y policiales, eran idénticas a las que portaban los soldados de caballería, con suela de cuero y espuelas. Se trataba en realidad de un calzado marcial, que nada tenía que ver con las medidas de seguridad que exigían las máquinas de dos ruedas, completamente distintas a las que requería un dragón.

Actualmente, existe una gran variedad de botas para motociclismo: para la ciudad, para campo traviesa, para viajes largos bajo temperaturas extremas; sus modernos diseños resultan sin duda tentadores, sin embargo, lo primero que debemos considerar cuando las seleccionemos, es que nos garanticen una óptima protección y que faciliten el control de la motocicleta, lo mismo en la autopista que en las pruebas tipo enduro.

Las botas para motociclista deben tener una gruesa suela de hule u otros materiales, como el nitrilo o el poliuretano, que amortigüen eficazmente el contacto con el piso; necesitan contar con un dibujo que ayude a evitar los derrapes. Naturalmente, cuando las suelas de unas botas se han desgastado más allá de lo razonable, hay que sustituirlas. Hay algunos modelos que cuentan con suelas intercambiables.

Sistema de control de torsión TCS

Consta de dos capas para el talón, reforzadas con carbono, y un armazón móvil, que le dan una libertad óptima al pie, al tiempo que reducen al mínimo el riesgo de lesiones en el tobillo.

Sistema de control del metatarso MCS

Su base de poliamida evita las cargas excesivas que lesionan el hueso medio del pie y permite una gran libertad. Su acero es muy resistente y su ventilación evita el sobrecalentamiento.

Como sucede con las botas industriales, las de motociclismo necesitan casquillos de acero o fibra de vidrio, a fin de amparar los dedos de los pies del deportista, que son muy vulnerables ante las posibles fricciones contra el terreno. Las protecciones frontales, también de acero, poliuretano o de fibra de vidrio, proporcionan seguridad para las espinillas.

Otros puntos que requieren especial protección son la pantorrilla, el talón y el tendón de Aquiles. Sin embargo, para que la defensa contra cualquier eventualidad resulte más eficaz, es menester que la bota esté forrada y acolchada. Se recomienda que el interior sea desmontable para que se le pueda lavar. El sistema de sujeción —por correas o hebillas— ha de proporcionarle firmeza al pie, ya que otra de las funciones de la bota es precisamente asegurar la siempre crítica articulación de los tobillos, sin que se pierda su capacidad de rotación.

Existen en el mercado asimismo diversos modelos de botas impermeables, propias para las épocas y las regiones de lluvias torrenciales; su conveniencia está fuera de discusión, sobre todo en las condiciones de manejo más rudas, ya que le permiten al piloto mantenerse en la mejor forma física posible. Algunos modelos cuentan con franjas reflejantes en la parte posterior, para que los conductores que siguen al motociclista puedan verlo con claridad durante la noche.

En la conducción de una motocicleta hay que regirse por la famosa consigna de los ferrocarrileros de antaño: seguridad ante todo.

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