Estrenada en 1969, Easy Rider es una de las películas más emblemáticas del cine independiente estadounidense y un símbolo de la contracultura de los años 60. Dirigida por Dennis Hopper y protagonizada por él mismo junto a Peter Fonda, esta road movie redefinió las reglas de Hollywood con su espíritu rebelde, su estética vanguardista y su cruda representación del sueño americano.
La historia sigue a Wyatt (Fonda) y Billy (Hopper), dos motociclistas que, tras un lucrativo negocio de drogas, emprenden un viaje desde Los Ángeles hasta Nueva Orleans con el objetivo de llegar al Mardi Gras. Montados en sus icónicas motocicletas, los protagonistas recorren la vasta geografía estadounidense, encontrándose con hippies, marginados y la dura realidad de una sociedad dividida entre la libertad y el conservadurismo. La película es una reflexión sobre la búsqueda de identidad, la discriminación, el choque de ideologías y el precio de la libertad.
A nivel estético y narrativo, Easy Rider rompió con los esquemas tradicionales del cine de Hollywood. Más que una simple película sobre motocicletas, Easy Rider es un testimonio generacional que capturó el desencanto de una época. Su final abrupto y trágico dejó una marca indeleble en la historia del cine, convirtiéndose en un hito del Nuevo Hollywood y en un símbolo del espíritu rebelde que aún resuena en la cultura popular.