Lo principal es la Innovación
Un moderno precursor del motociclismo y exitoso organizador de la Expo Moto, Francisco Igartúa Araiza, relata cómo surgió esta importante muestra anual, describe los obstáculos que superó y comparte su visión acerca de la importancia actual del motociclismo en México.
BM: ¿Cuáles eran las condiciones del motociclismo, de la práctica de esta actividad, del uso cotidiano de la motocicleta hace doce años, cuando surgió la Expo Moto?
Francisco Igartúa Araiza: Expo Moto se estableció en el WTC de la ciudad de México hace doce años, pero en realidad todo empezó cinco años antes, en 1996, en el noroeste del país, cuando nos dimos a la tarea de convocar en el puerto de Mazatlán a un gran número de amantes de la motocicleta, para que participaran en una concentración que acogió por vez primera a todas las marcas, culturas y modalidades del motociclismo.
Recuerdo que Alex Bunker -director de BMW Motos en esa época, una persona visionaria a mi modo de ver- hizo un viaje de observación a Mazatlán, exclusivamente para conocer los pormenores de la muestra, y a raíz de eso decidió participar con la marca. Posteriormente, Alejandro Echegaray, quien sucedió a Alex en la dirección en 1998, le dio continuidad al evento.
En esa época la venta de motocicletas estaba enfocada en un mayor porcentaje a aquellas personas que guardaban una pasión o un gusto especial por la moto, no se percibía aún como un medio de transporte o una herramienta de trabajo en la medida que hoy lo representa.
La motocicleta no era tan accesible al común denominador de la gente, y los créditos no eran tan viables como lo son hoy en día.
BM: ¿Cuáles eran las diferencias entre el mercado de hace doce años y el actual?
FIA: Según mis parámetros, en lo personal percibo una diferencia entre 1996 y el 2001 y una etapa diferente del 2001 a la fecha.
Con la Semana de la Moto, a partir del 96, y con la Expo Moto ya conformada dentro de su desarrollo, se detonó la afición por la moto en el Bajío y el norte del país, ya que a raíz de estos eventos, comenzaron las grandes concentraciones prácticamente en todos los estados de la República. Esto obviamente generó la afición y la venta de motocicletas de más de 250 CC, disparándose el número de unidades a nivel nacional.
A partir del 2002, con el ingreso de las motocicletas asiáticas, se transformó el mercado: la moto se volvió accesible a un gran número de personas que no conocían sus bondades y ventajas. El fenómeno a mi modo de ver fue positivo para el mercado, ya que es un hecho que la motocicleta es un elemento aspiracional, y que todo aquel que logra hacerse de una, está soñando con escalar hacia la mejor marca, independientemente de que la venta de una unidad motivó a la adquisición de casco, botas, chamarras y una variedad de productos periféricos que generan una derrama potencial en el mercado.
Hoy en día se puede adquirir una motocicleta prácticamente en todos los almacenes y tiendas de autoservicio, con gran facilidad para adquirir un crédito. Actualmente, se incrementa la visión que plantea a la motocicleta como una solución al transporte, y en el caso específico de las unidades menores a 150 cc, como una eficaz herramienta de trabajo.
En el caso de las motos de mayor cilindrada, los clubes de motociclismo crecen y están mejor conformados, los eventos a nivel nacional, y las empresas de capacitación van en aumento, así que las posibilidades de practicar cualquier modalidad están mucho más a la mano que hace doce años.
BM: ¿Cuál era en aquel entonces la imagen que prevalecía sobre el motociclista en nuestro país?
FIA: Pienso que hace doce años el motociclista en general se percibía como una persona de cierto poder adquisitivo, que disfrutaba de su equipo y se avituallaba para salir de ruta o reunirse con amigos a manera de estilo de vida.
Sin embargo, si levantáramos una encuesta de la percepción que tiene la sociedad actual de la imagen global del motociclista, no diferiría mucho de la que se tenía hace doce años, excepto por el hecho de que en ese entonces no existía la gran cantidad de motos de trabajo que hoy circula por las avenidas del país, lo que contribuía a que el automovilista fuera un poco más amigable con el motociclista.
Es un hecho que hay que trabajar en ese aspecto, que es necesaria la unión de la industria para que se establezcan mayores programas de capacitación, campañas concientizadoras para darle un mejor espacio a la motocicleta, y de esta forma, consolidarla como un elemento de solución, tal como sucede en otros países.
BM: ¿Cómo surgió el interés personal por el motociclismo? ¿Había una tradición familiar? ¿Hubo una especie de encuentro o descubrimiento?
FIA: Para mí la motocicleta fue un medio de escape. A los 15 años, cuando cursaba la secundaria en el Internado México ubicado en Villa Coapa, logré hacerme de una Carabela 50 cc por medio del conserje de la institución. Esto me dio la oportunidad de vivir la sensación de libertad que me causaba el largo trayecto por el Periférico, en una minimoto, rodeado de automóviles, a los cuales veía enormes, hasta que llegaba a las Lomas de Chapultepec para saludar a mis amigos.
Descubrí un gusto especial por la moto, el cual continuó cuando fui a estudiar a Guadalajara y cruzaba el cerro de las Águilas, el cual era aún de terracería, en una Carabela 150 cc para llegar más rápido a la universidad. En 1970 logré escalar a una Honda 450 y así sucesivamente.
BM: ¿Cuál era en aquel momento su principal actividad profesional? ¿Se relacionaba con el motociclismo?
FIA: Desde hace treinta años tengo la fortuna de radicar en Mazatlán; dentro del rubro de la publicidad y la mercadotecnia, profesión a la que he dedicado gran parte de mi vida. Empecé un área de organización de eventos, y el gusto por el motociclismo me llevó al desarrollo de la Semana de la Moto. En cierto modo, mi profesión contribuyó al éxito del evento.
BM: Hace doce años, ¿existía ya una exposición, o alguna otra actividad de importancia en torno al ámbito del motociclismo?
FIA: En México solamente existían eventos de una sola marca, convenciones, reuniones de clubes, pero no existía ninguna actividad o exposición especializada que acogiera a todas las marcas, ni a los diferentes perfiles tan variados que ya se daban en el medio del motociclismo.
Definitivamente, la Semana de la Moto fue el primer evento que los acogió y Expo Moto el primer acontecimiento comercial que presentó una muestra de la industria y el comercio de la motocicleta bajo un mismo techo, con el propósito de impulsar el crecimiento de este singular mercado.
BM: ¿Cómo nace la idea de crear la Expo Moto? ¿Se tomó como modelo alguna exposición que se realizara en aquella época en el extranjero?
FIA: La primera inquietud de realizar una concentración nació al conocer la “Bike Week”, de Daytona, tradición que concentra a cientos de miles de motocicletas, y le genera una derrama millonaria al estado de Florida. Con la mentalidad de que Mazatlán es un destino turístico atractivo para el motociclista, nos dimos a la tarea de llevarla a cabo; para el año 2000, la Semana de la Moto ya era el evento que generaba para Sinaloa la mayor derrama económica.
Posteriormente, en mi primera visita a la Intermot, en Milán, se cristalizó la idea de encaminar el evento hacia una exposición especializada.
BM: ¿Cuáles fueron los obstáculos, los desafíos que tuvo que superar para que se materializara la iniciativa de la Expo Moto?
FIA: Curiosamente, los obstáculos desde los comienzos han sido puestos por algunas de las marcas, las cuales han sido las principales beneficiadas por nuestro trabajo en la promoción de la motocicleta durante todos estos años. En 1997 varias armadoras se unieron para formar la AMIM, Asociación Mexicana de la Industria de la Motocicleta, la cual instituyó el Moto GOGO, un evento en el Puerto de Veracruz realizado en las mismas fechas que la Semana de la Moto de Mazatlán, con la finalidad de desbancar a nuestro evento. Con la incertidumbre a cuestas, redoblamos nuestro esfuerzo, logramos sortear la situación y de allá para acá, rodamos por un camino sinuoso.
Después de la sumamente exitosa segunda edición de Expo Moto, en el año 2002, misma que contó con la participación de todas las marcas, surgió otro obstáculo considerable: las seis principales armadoras se unieron para competirnos en el ramo de la organización de eventos. El tiempo nos ha dado la razón y varias de esas marcas están de regreso.
Esto se lo atribuyo a que nuestro equipo nunca se amilanó y siempre predominó en Expo Moto el interés por la promoción de la motocicleta, sin distingos, sin que importara de cuál marca o modalidad fuera, con un auténtico interés en un crecimiento sano del mercado. Para nosotros, cada moto vendida significa un motivo para la adquisición de muchos productos que benefician de una u otra manera a nuestros expositores. Una moto más en la calle significa un motivo adicional para que el gobierno le ponga mayor atención al motociclista.
BM: ¿Se contó con el apoyo de alguna organización? ¿De los expositores, de los aficionados, de las autoridades?
FIA: La esencia del evento han sido, son y serán nuestros expositores, nos debemos a ellos y nuestra principal preocupación es que su participación sea fructífera y exitosa, brindarles la seguridad de que capitalizarán el esfuerzo que realizan para participar y de esta manera ser recíprocos por su gran apoyo.
En nuestro primer contacto con el WTC, encontramos una valiosa respuesta del entonces director general del recinto, Javier Sirvent Cámara, con quien establecimos una importante sinergia que facilitó la cristalización de Expo Moto. Ahora Javier es un gran aficionado a la motocicleta.
Es un hecho que en la trayectoria de Expo Moto han existido tanto obstáculos como apoyos, pero hemos encontrado a nuestro principal aliado en el corazón del motociclista, la calidez que caracteriza al evento se genera por la pasión de los miles de aficionados que se dan cita año con año. En el camino hemos encontrado amigos invaluables y verdaderos personajes que han comprometido su incondicional apoyo al evento. En Expo Moto estamos convencidos de que el motociclista es una persona fuera de serie.