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Luis Sánchez Ramos: Giro per la bella Italia, un paseo de agasajo

Luis Sánchez Ramos: Giro per la bella Italia, un paseo de agasajo

Un grupo de buenos amigos y amantes del motociclismo nos reunimos en Múnich, Alemania para desde ahí comenzar un viaje que nos llevaría a recorrer casi tres mil km durante 13 días por el extenso, variado y hermoso país de Italia. Disfrutamos no sólo sus excelentes carreteras con sus paisajes incluidos, sino también la exquisita y variada gastronomía, la belleza propia del país, su arquitectura, sitios arqueológicos, ciudades medievales y renacentistas, así como la convivencia de un grupo, que a pesar de ser heterogéneo, encuentra su armonía en su pasión por las motos.

Desde Múnich hacia el sur

Comenzamos nuestra aventura en las instalaciones de la BMW, en donde ya nos tenían listas nuestras motos, que previamente habíamos rentado desde la ciudad de México.

Diez motocicletas prácticamente nuevas, para diez parejas, cada pareja decidió cuál motocicleta era la adecuada para la travesía, de tal suerte que el grupo estaba conformado por tres R 1200 RT, una R 1200 GS Adventure, dos R 1200 GS y cuatro K 1300 GT.

Durante el viaje visitamos ocho de las 18 regiones en que está dividida Italia­, aunque por algunas sólo estuvimos de paso.

La Lombardía es famosa por albergar la capital de la moda, la sala de ópera más célebre del país y los lagos Maggiore, Como y Di Garda entre otros. Además, es el centro económico de Italia.

No podemos omitir mencionar la bella región de Toscana, llena de viñedos y olivares, así como villas fortificadas y castillos. Varios de estos se construyeron para los Médicis, los grandes mecenas renacentistas. Las ciudades y pequeños pueblos increíblemente bellos como Florencia, Siena, San Gimignano, Montepulciano, son sólo algunos de los lugares que visitamos.

San Gimignano, en la provincia de Siena, centro de Italia, es una de las ciudades más curiosas de la Toscana; una armonía de torres sobre un paisaje de colinas. Esta diminuta urbe es Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La ciudad de San Gimignano se halla sobre un paisaje de dulces colinas, donde crecen cipreses, olivos y viñedos.

Alberga apenas una población de siete mil habitantes, que mantiene un inconfundible aire medieval, merced a la piedra de sus construcciones y sus catorce torres de piedra gris blanquecina.

En pleno siglo XXI, el lugar conserva el encanto de una urbe medieval, cercada por sus viejas murallas y agolpada en torno a las calles de San Giovanni y San Matteo, que la cruzan longitudinalmente.

En medio del plano, en la conjunción de ambas calles, se hallan las plazas de la Cisterna y del Podestá, con un carácter absolutamente propio del Medioevo.

Un abundante trajín de turistas anima los espacios urbanos y las tiendas donde se vende vino o artesanía. La cercanía de Florencia y Siena potencia el atractivo de esta pequeña ciudad eterna.

Legados medievales

Más apacible que la Toscana está la región de Umbría, que durante la Edad Media y el Renacimiento rivalizó con la primera, tratando de obtener el poder político y económico sin lograrlo. Sin embargo, en ella pudimos apreciar y disfrutar de Asís y Spoleto, las ciudades más bellas de este territorio.

Otra de las regiones que nos fascinaron fue la Campania, lugar de contrastes, sinónimo de excelentes pizzas, valiosos museos, iglesias y sitios arqueológicos como Pompeya, la ciudad romana sepultada por el volcán Vesubio en el año 70 d.C. Y qué decir de la impresionante costa amalfitana, con sus admirables paisajes, inmaculadas playas, olorosos limoneros y sus acantilados con impresionantes vistas. Pareciera que varios de sus pueblos cuelgan de sus laderas, o que quizá fueron incrustados en sus rocosas montañas.

Descendimos desde el norte, con los lagos profundos y bosques obscuros, hasta el sur, con el mar azul y los numerosos sitios históricos. En el norte dominan las rocas blancas y altos puertos de montaña, todos llenos de curvas. Pasamos al sur por Maranello, que alberga la fábrica de Ferrari, y más al sur la región de Umbría, apodada como “el corazón verde de Italia, y famosa también por las numerosas y bellas ciudades medievales que hay en sus colinas.

Esa mañana del 27 de septiembre, después de cargar los equipajes en las motocicletas, emprendimos nuestro recorrido rumbo a nuestro destino final del día: el bello centro de esquí ubicado en el hermoso poblado de Livigno. Para poder llegar atravesamos una parte del territorio de Austria y Suiza. Pasamos por los imponentes Alpes. La variedad de climas fue sorprendente, incluyendo una hermosa nevada que nos tocó vivir en Livigno; el espectáculo fue muy especial.

Una vez internados en Italia, el viaje fue cada vez más espectacular, el recorrido fue muy intenso en algunos momentos, pero siempre muy placentero; después de haber dormido en Livigno, a la mañana siguiente nos dirigimos hacia Maranello, pasando en el camino por Parma y Módena.

Una vez en la ciudad de Maranello, realizamos la obligada visita a la Ferrari, tras ello nos dirigimos hacia la hermosa y medieval ciudad de Assisi (Asís en español), situada en la provincia de Perugia que está a su vez en la región de Umbría. En ella pasamos la tarde y cenamos en pleno corazón de la ciudad, sede episcopal de Italia. Es además la ciudad en donde nació San Francisco, el fundador en 1208 de la orden religiosa de los franciscanos; también es la cuna de Santa Clara, Chiara d’Offreducci, la fundadora de las clarisas.

Alrededor del año mil A. C., una ola de inmigrantes se estableció en el valle superior del Tíber, llegando hasta el mar Adriático y también a los alrededores de Asís. Se trataba de los umbros, que vivían en pequeños asentamientos fortificados sobre terrenos en alto. Desde el año 450 a. C. estos asentamientos fueron gradualmente tomados por los etruscos. Los romanos controlaron el centro de Italia gracias a la batalla de Sentino, en el año 295 a. C. Construyeron el floreciente municipium Asisium, sobre una serie de terrazas del monte Subasio. Los restos de estos tiempos romanos aún pueden encontrarse en Asís: las murallas ciudadanas, el foro (hoy Piazza del Comune), un teatro, un anfiteatro y el templo de Minerva, actualmente transformado en la iglesia de Santa María Sopra Minerva.

En el año 238 Asís fue convertida al cristianismo por el obispo Rufino, quien fue martirizado en Costano. Según la tradición, sus restos descansan en la iglesia catedral de San Rufino, en Asís.

Los ostrogodos del rey Totila destruyeron la mayor parte de la ciudad en el 545. Así entonces cayó bajo el gobierno de los lombardos y luego del ducado de Spoleto franco.

La ciudad se convirtió en comuna gibelina independiente en el siglo XI. En constante lucha con la güelfa Perugia, fue durante una de aquellas batallas, la de Ponte San Giovanni, cuando Francesco di Bernardone cayó prisionero, lo que puso en marcha la serie de acontecimientos que con el tiempo le llevaron a vivir como un mendigo, renunciar al mundo y establecer la orden de los hermanos menores.

De Roma a Pompeya

Visitamos muchos sitios en nuestro recorrido, entre ellos Spoleto, l’ Aquila y Pompeya; pasamos por Nápoles, nos dirigimos hacia Sorrento, recorrimos la Costa Amalfitana, en donde los paisajes junto al mar son bellísimos. La carretera, aunque muy angosta y muy transitada, es espectacular; por supuesto el clima ya estaba muy caliente, y por fin, ya para llegar a Roma, nos desviamos un momento al monasterio de Monte Cassino, así que llegamos a Roma de noche. ¡Qué tráfico! Abundan las motonetas, que maneja todo tipo de personajes, desde mujeres de avanzada edad, hasta chavos y chavas en edad de pleno salvajismo.

En Roma visitamos la ciudad y descansamos dos días completos, para continuar nuestro recorrido. Roma, capital del país, llamada la ciudad eterna, abunda en monumentos, museos e historia en cada esquina. El Coliseo, el Circo Máximo, San Pedro y la Fontana de Trevi fueron algunas de nuestras visitas. Al final salimos de Roma, cruzamos el Monte Amiata y llegamos a la Toscana y Montalcino, donde cosechan los famosos vinos de Brunello.

En la Toscana, visitamos el lago Bolsena, comimos en Montalcino, lugar muy famoso por su vino, y pernoctamos en Poggibonsi, en una posada familiar; continuamos nuestro viaje rumbo a Florencia, en donde también nos instalamos un día y medio para visitar la catedral de la cultura.

De Florencia manejamos hacia el lago di Garda, pasamos por el Autódromo del Mugello y visitamos la casa Lamborghini; recorrimos las orillas del lago di Garda, que es muy extenso. El camino es muy agradable para recorrerlo en moto, ya que el contacto con la naturaleza es fenomenal.

Molise y Campania fueron las regiones más al sur que alcanzamos en nuestro viaje. La Península de Gargano está llena de bosques salvajes, y las ondas del Mar Adriático son especialmente bravas. En la famosa Costa Amalfitana abundan las bahías azules y los pueblos pintorescos. Además, vimos Capri, una de las islas más célebres en Europa. Las excavaciones de Pompeya nos muestran como fue la vida en el año 79 d. C., cuando el Vesubio destruyó toda la vida en sus alrededores. La escalada de este volcán fue otro momento inolvidable; desde la cima divisamos Nápoles.

Finalmente, todo llega a su fin y el 9 de octubre emprendimos el regreso a Múnich. Con un recorrido de aproximadamente 400 kilómetros, cruzamos las Dolomitas para llegar a Austria; estuvimos cerca de Innsbruck y el arribo a la ciudad de Múnich fue triste por el final del recorrido, pero a la vez muy satisfactorio, ya que el viaje superó con creces nuestras expectativas.

Cabe mencionar que las carreteras en general están en excelentes condiciones, aun cuando son carreteras internas, ya que pasan por muchos poblados muy hermosos. Es un viaje que recomendamos ampliamente.

El grupo de amigos fue parte esencial para el éxito de este recorrido, toda la convivencia fue muy divertida y muy placentera. Gracias, Poncho y María, Luis y Adriana, Abby y Ana, Enrique y Rocío, Miguel y Marisol, Eddy y Roberta, Jorge y Maricarmen, Luis y Claudia, Gonzo y Paty, Fer y Aline. Y por supuesto, gracias a nuestros dos flamantes guías Marcelus y Manfred.

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