Motociclista mexicano nacido en Guadalajara y menor dentro de una familia con cinco hermanos. Desde joven construyó su propio camino guiado por la pasión y la curiosidad; a los 18 años emprendió un negocio, que se volvería una cadena representativa de su ciudad. Sin imaginarlo, un año después este mismo negocio le ayudaría a comprarse su primera moto de media cilindrada. Este evento daría inicio a esta vida marcada por el motociclismo y la aventura.
PRIMER VIAJE LARGO: GUADALAJARA – TIJUANA EN BMW 750
PRIMER VIAJE OFICIAL PARA CANAL: HUASTECA POTOSINA
VIAJE MÁS DESTACADO: MÉXICO – ALASKA:
DURACIÓN DE VIAJES EXTREMOS: 3O DÍAS CONSECUTIVOS

Más allá de la velocidad o los paisajes, su viaje ha sido también interior: una mezcla de preparación, disfrute del presente y visión clara sobre la responsabilidad que implica compartir su experiencia en redes sociales. A continuación, nos comparte sus vivencias, aprendizajes y la filosofía que lo acompañan en cada kilómetro recorrido.
Es un placer poder compartir con ustedes la historia de este motociclista y aventurero, cuya travesía ha estado llena de experiencias inolvidables, desafíos superados y una pasión que inspira. En las siguientes líneas, les presentamos la entrevista que realizamos, donde nos habla más a fondo sobre su recorrido, aprendizajes y visión del motociclismo. Más allá de la velocidad o los paisajes, su viaje ha sido también interior.
BM: ¿Algún miembro de tu familia te inculcó tu pasión por el motociclismo?
Iván Casarrubias: Crecí en Guadalajara, soy el menor de una familia de cinco hijos. Mis papás siempre me inculcaron trabajar, hacer las cosas bien y estar feliz; por eso, a los 16 años empecé con la idea de tener una motocicleta, sin imaginar que a mis 19 años me iba a independizar y comprarme mi primera moto.
El motociclismo fue totalmente mío, empecé desde muy joven y hasta la fecha soy el único de toda mi familia y amigos que tiene que ver con el motociclismo; sin embargo, hace poco uno de mis primos se convenció en comprar una moto y entrar en este mundo de aventura.
BM:¿Recuerdas tu primer contacto con una motocicleta?
IC: Mi primera motocicleta fue una media cilindrada; sin embargo, empecé a salir con grupos de motocicletas de alta cilindrada, a veces me hacían menos y solo tuve que aguantar. Después de comprarme mi primera motocicleta, me empecé a juntar con otros bikers y le fui agarrando amor, pero conforme transcurrió el tiempo, dejó de ser solo un medio de transporte para viaje.
BM: ¿Qué tan distinto era tu camino antes de convertirte en aventurero? ¿Qué estudiaste o en qué trabajabas?
IC: Para buscar mi independencia, empecé un negocio de flores naturales a mis 18 años y actualmente tengo varias sucursales aquí en Guadalajara. Hacemos envíos a domicilio, una página en línea, redes sociales, decoramos bodas y eventos sociales. Con el tiempo fui trabajando en mi negocio de tal manera que pudiera viajar y delegar un poco más el tema del trabajo.
BM: Cuando comenzaste este camino, ¿qué pensabas de ti?
IC: Todo se ha ido dando conforme la marcha, nunca me vi viajando tanto, ni teniendo un canal de YouTube, mucho menos siendo creador de contenido, realmente todo se fue dando. Siempre quise una moto adventure; sin embargo, no la pude adquirir fácilmente.
BM: ¿Fue difícil cambiar de rumbo profesional y empezar a guiar a otros riders?
IC: No fue nada difícil. Fue como un virus que me infectó la cabeza y cada vez quería más. ¡Ese es el problema! Cada vez me ponía el reto de aumentar los kilómetros que recorría; es decir, si hacía una ruta de 300 km, me ponía como objetivo que la siguiente ruta sería de 400 km y la siguiente de 500 km y así sucesivamente. Entonces se volvió una locura hasta que para mí se convirtió en algo normal; hasta la fecha, amigos y conocidos me dicen que hagamos una ruta y al decirles cuántos kilómetros haremos, solo responden que es lejísimos, mientras que para mí ya es algo normal.
Saben, yo lo comparo mucho con una persona que corre o que hace triatlón, es ir practicando, para poco a poco ir agarrando condición. ¿Por qué? Porque, aunque sea bueno para marcar moto, no todos pueden hacer los 300 km en un día, entonces es una cuestión de práctica para tener la condición física y mental.

BM: Sabemos que eres propietario de una BMW R1250 GS Adventure. ¿Por qué elegiste esta moto en particular y qué la hace especial para tus aventuras?
IC: Siempre había escuchado que son buenas motos para viajar. Cuando entré con BMW empecé con una 750, con la que justamente me fui a Alaska. Después brinqué a una 850 Adventure y fue con la que recorrí el sur de México y Centroamérica. Varios conocidos me empezaron a hacer comentarios sobre una 1250, sus experiencias y recomendaciones, hasta que me fueron convenciendo y terminé comprándola. Hoy en día logro entender los comentarios que me hacían mis amigos en cuanto al torque, la comodidad, tecnología, el telelever que tiene una 1250. Acepto que tenían razón, ya que en ese momento yo tenía una 1200 y realmente vale la pena.

De un viaje a Tijuana nació la idea de Ruta Dos Ruedas, que hoy conecta a miles de seguidores internacionales
BM: ¿Cómo surgió la idea de Ruta Dos Ruedas? ¿Qué te impulsó a compartir tu experiencia de viaje con otros?
IC: Antes de que existiera Ruta Dos Ruedas, realicé mi primer viaje largo por Baja California. Este viaje fue de Guadalajara a Tijuana, en mi BMW 750 y con otros dos amigos. En este momento yo solo grababa historias para Instagram, subía fotos, lo hacía tan bien que mis amigos me decían que todo me quedaba padre: la narración, fotografía, videos, incluso la interacción y engagement que había en mis redes sociales.
Regresando de ese viaje se me ocurrió la idea de crear un canal de YouTube, por lo que empecé a juntarme con amigos y platicarles mi idea, pero aún no sabía qué nombre ponerle al canal. Un día, en una plática casual con mis amigos, salió el nombre Ruta Dos Ruedas. Fui con un diseñador para que hiciera el logotipo y quedó perfecto.
Así que mi primer viaje, por así decirlo “largo”, fue a la Huasteca Potosina y ese primer viaje lo realicé pensando en ser el inicio del canal en YouTube. Con el tiempo he mejorado los formatos, las tomas, técnicas, edición, toma de las cámaras, etc., para crear un mejor contenido. Esto me permitió destacar y el mejor hasta el momento, fue el viaje a Alaska. Ruta Dos Ruedas ha sido gracias al cariño de los conocidos y hoy en día ya somos un mundo de gente, tengo seguidores internacionales y gracias a eso, he tenido muchas oportunidades. Es una locura que no deja de sorprenderme.

BM: ¿Qué fue lo que más te motivó a emprender un trayecto tan ambicioso como el de México a Alaska?
IC: Alaska siempre ha sido un reto para los motociclistas, aunque ha sido muy sonado, realmente son muy pocos los bikers que pueden decir “me fui en moto a Alaska”. Así que la aventura fue lo que me motivó a realizar este viaje. Además, me encanta el camping, la naturaleza, los animales en su hábitat natural. De verdad, todo lo que es naturaleza me encanta, entonces es bien sabido que en Estados Unidos y en Canadá, están muy bien cuidadas todas sus áreas silvestres; a diferencia de México que vas a la sierra y existen ciertos miedos.
Otra cosa a considerar, es que en esos países puede aventurarte en el cerro y lo peor que te puede pasar es que te coma un oso. Sí, es muy diferente a México en ese aspecto. Después de hacerlo muchas veces se volvió una adicción. “Me encanta la naturaleza, los animales en su hábitat natural”
BM: Durante ese viaje, ¿cuál fue el mayor reto, tanto físico como mental? ¿Qué tuviste que superar?
IC: Mi mayor reto ha sido rodar varios días sin detenerme. Actualmente, se los he dicho a pilotos que me acompañan en rutas. No es lo mismo viajar cinco días todos los días, que viajar 30 días todos los días. Después de todo, el cuerpo se cansa, debido a que implementas una rutina de: levantarse temprano, comer rápido y un poco mal, arrancar, bajar a los parques nacionales, caminar. Entonces va siendo un esfuerzo físico y mental muy grande.
Creo que uno de los mayores retos es no dormirse arriba de la moto, porque realmente pasa. Vas arriba y te empiezas a dormir porque tu cuerpo está cansado. Entonces he tenido que trabajar y afrontar este reto para no dormirme después de tantos kilómetros. Claro que uno de mis secretos es llevar chocolates y refrescos, me hidrato bien, o también, me detengo y me coloco bajo algún árbol para descansar, aunque sean unos 10 o 15 minutos. Así durante todos los días del viaje.
BM: ¿Cómo gestionas temas como la seguridad, salud y conectividad en ruta?
IC: Entre Canadá y Alaska hay carreteras que de verdad no tienen ninguna ciudad cerca y, por ejemplo, hay una que se llama Alaska Highway que tiene un pueblito cerca donde puedes cargar gasolina, comprar cañas de pescar, guantes, chamarras e impermeables para el frío. ¡Realmente venden de todo! Esto porque no hay otro lugar para comprar cosas indispensables. Entonces, con todo esto, me fui haciendo de cosas en el camino. También me metí a campamentos e iba relativamente bien preparado con comida, café, gas propano, etc.
BM: ¿Has vivido alguna situación difícil o peligrosa durante tus viajes que te haya marcado profundamente? ¿Qué es lo que te impulsa a seguir adelante?
IC: He tenido varias experiencias, pero yo creo que la que más me ha marcado fue en Guatemala. Quería regresar a México, pasé por migración y aduana, ahí me pidieron dinero para que me dejaran entrar a mi país, sino les daba dinero, no sellaban mi pasaporte y me iban a quitar la moto. Realmente fui víctima de unos rateros. De hecho, lo documenté en su momento para mi canal de YouTube. Claro que fue un momento difícil, tuve que sobornar a agentes migratorios para que me sellaran mi pasaporte y en aduana también me estaban pidiendo dinero. Es decir, migración me pidió 300 dólares americanos y aduana me pedía 500 dólares, estamos hablando que son como 16 mil pesos mexicanos.
Llegó un momento en el que ya me estaban amenazando con quitarme la moto y llevarme a la policía; realmente fue un caos. Hasta que traté de escabullirme por el puente fronterizo 15 minutos antes de que cerraran. Me abrí paso con todo y la moto; sin embargo, no dejaban de seguirme y, aunque me intentaron detener, logré llegar a territorio mexicano.

Fue una persecución con todas sus letras, de verdad parecía de película: la policía detrás de mí y cuando menos me di cuenta, ya estaba en México, mi país. Me sentí hasta agradecido de poder decir ¡Mi México! Entonces recuerdo que le marqué a un amigo y me dijo que estaba en la “parte caliente de Chiapas” y realmente le dije que no me importaba, ya estaba en mi país y estaba más seguro. En su momento lo platiqué y realmente no quiero generalizar y decir que toda Centroamérica es así, ni que tampoco los guatemaltecos sean así. De hecho, conocí a unas personas en esa ruta que de verdad eran excelentes personas, pero me tocó la mala suerte de vivir esa experiencia. Sabía que estaba en peligro y realmente me sentía en peligro. Lo único que me salvaba eran las redes sociales, podía documentar, aunque no lo hice como hubiera querido porque el miedo me invadió un poco. Hoy en día, si me vuelve a pasar algo igual, sé que la mejor arma es documentar, es una realidad que hoy en día puede hacer un cambio. Tristemente, las redes sociales, en todo lo que es chisme, peligro, pues siempre el clickbait llama más.
BM: Cada aventura tiene dos lados. Ahora, cuéntanos sobre una experiencia en la que te hayas sentido conectado con los motociclistas de aventura.
IC: Yo creo que fue en Rocky Mountains. Esto, en el viaje a Alaska, estaba en Colorado. Hicimos un campamento en el Parque Nacional. Entre todos compramos comida, víveres, botellas de vino tinto; hicimos una fogata y uno de los compañeros sacó su ukelele, recuerdo que todos empezamos a cantar. Para ese momento, se convirtió en un campamento que jamás olvidaré. Fue magnífico como conectamos todos. Después de eso nos convertimos en una familia. Realmente se hacen familias en todos los viajes, es una experiencia única y especial.
BM: Con esto en mente, a lo largo de tus recorridos, ¿hay algún lugar que te haya sorprendido especialmente o alguna persona que haya dejado una huella profunda en ti? ¿Qué hizo que esos momentos fueran tan memorables?
IC: Logré hacer conexión por experiencias de viajes pasados, sobre todo es importante entender nuestras formas de viajar. No es lo mismo viajar con amigos o conocidos en ruta libre que viajar de forma organizada.
De entre los cambios que le he dado a mi vida gracias al apoyo en redes sociales es que ahora también me dedico a organizar grupos de viaje. En los grupos, cada piloto maneja su moto, son de Monterrey y de hecho ellos fueron a Alaska conmigo. Mi otro buen amigo es Iván Márquez, mi tocayo. Él también me acompaña en todas las aventuras. Una vez nos fuimos de ruta como de ocho días y solamente teníamos un calzón y cepillo de dientes, era lo único que había y no cualquiera hace eso. Él entendió mi pasión, desde entonces es mi buen amigo.
que se inscribe paga y comparto un itinerario específico. Después de todo, son mis clientes, por lo que ya hay un compromiso detrás.
Regresando a los viajes personales, hay cinco amigos que me han marcado durante este trayecto. Los primeros en los que pienso son conocidos como “Los Padrinos Mágicos”: Luisa y Arturo; son una pareja de esposos.
También está Gilberto Villa, este amigo también me acompañó a varios viajes. Y por último, pero no menos importante, un amigo de Guadalajara, Pepe Sandoval.
Un grupo de amigos comprometidos con el estilo de vida biker. Recordando tu viaje junto a tu amigo Iván Márquez, donde solo viajaron con un calzoncillo y un cepillo de dientes.
BM: ¿Qué elementos consideras indispensables y siempre llevas contigo en tu mochila o equipaje?
IC: ¡Vaya! Buena pregunta. Es importante llevar siempre un kit de ponchaduras completo, impermeables y cargador de celular. Son cosas que, sí o sí, se deben de quedar en la moto. También llevo gorra, lentes, comida enlatada, agua, galletas, lo que sea que pueda durar mucho. Si se te queda la moto en medio de la nada, ya tienes algo para tomar e hidratarte y también algo de comer. Igual es necesario llevar chamarras y eso es lo básico que se necesita llevar y siempre dejarlo en la moto.
BM: ¿Qué lecciones de vida te han enseñado las culturas que has conocido durante tus recorridos?
IC: En octubre fui a Indonesia y como mexicano creemos que es inseguro y peligroso, pero realmente me di cuenta de que son otra cultura, son muy espirituales.
Donde sea que dejes tus cosas, llegan a pasar 500 personas por ahí, nadie las va a tocar, porque a pesar de la pobreza que tiene este país, ellos creen que si te quitan las cosas, se les queman las manos. Es una joya de cultura porque tampoco son mala cara.

Nunca vi a alguien que hiciera una mala cara o algún gesto grosero. Incluso podrías estar en una isla en medio de la montaña, en Zumbawa, en Lombok, que son islas que están muy separadas del mundo exterior y la gente siempre te sonríe. Yo creo que Indonesia sí me marcó culturalmente, porque también fue darme cuenta de que no todo gira en torno a mí. Hay muchísima gente alrededor del mundo, es mucho para aprender. Este viaje fue una colaboración que hice con una empresa que se llama Bali To Komodo, que salió gracias a Ruta Dos Ruedas, me invitaron a Indonesia a conocer la experiencia, para, en un futuro, llevar a pilotos a vivir esa experiencia.
Sin embargo, es importante remarcarle a los riders que, las motos de 250 centímetros cúbicos para arriba son ilegales allá, de hecho no existen, por lo que, yo tenía una moto 150, es una moto pequeña. Aquí un mexicano dice que cómo es que me subí a una moto pequeña cuando en México ando en una 1250, pero realmente allá no necesitas más porque las carreteras no están hechas para motos más grandes. Hay mucho tráfico, mucha gente entre las calles.

BM: En cuanto a tu labor en redes sociales, ¿cómo equilibras el disfrute del momento con la creación de contenido?
IC: Hay que encontrar un balance entre disfrutar y generar contenido. En cada viaje hay ciertos highlights donde digo: “este es el mejor lugar para grabar”.
Claro que dejas de disfrutar un poco, pero vale la pena compartirlo. A veces me desconecto dos días, me quedo en una playa y después sigo con la ruta. En YouTube hay momentos en los que no prendo la cámara, y otros en que quiero documentar todo. Me gustaría mostrar el viaje completo, pero eso implica trabajar, editar y dedicar más tiempo a la producción que al disfrute. Por eso me enfoco en los highlights y trato de no hablar demasiado frente a la cámara. En mi viaje a Argentina quiero enfocarme en la cultura y la interacción con la gente local, sin dejar atrás el motociclismo ni los paisajes.
BM: ¿Cómo logras equilibrar ese lado aventurero que te lleva más allá de las rutas marcadas?
IC: Siempre necesito conocer carreteras, hospedajes y atracciones. Por ejemplo, Chiapas es uno de mis destinos estrella y ya sé cómo son las paradas. Cuando viajo con grupos, les indico dónde cargar gasolina, dónde hidratarse y hasta advierto de los perros que persiguen motos y muerden botas.
Nadie me creía, hasta que pasó. Ya que menciono a los perros, quiero compartir que me gustan mucho. Por eso lancé en Instagram una convocatoria para apoyar a un refugio cerca de Guadalajara.
Como se acerca la temporada de lluvias y no tienen techo, fui a documentar, grabar y publicar. Además, me comprometo a mostrar las compras que haga con lo donado. Es algo sin fines de lucro, y creo que mucha gente quiere ayudar, pero a veces no sabe cómo o no tiene confianza.
BM: ¿Existe algún destino que todavía sueñes con visitar?
IC: Desde antes de ir a Alaska sabía que quería completar América. Ahora estoy trabajando en mis negocios y finanzas para, en noviembre, partir hacia Ushuaia, Argentina, Tierra de Fuego. Será un viaje de tres meses, ida y vuelta, documentado en YouTube y redes. Quiero hacerlo solo para darme el tiempo de convivir con mis seguidores y conocer a la gente local.
BM: Si tuvieras la oportunidad de hablar con el Iván de hace diez años, ¿qué le dirías?
IC: ¡Que le siga echando ganas porque los sueños sí se cumplen! Que no se rinda, que cada caída y esfuerzo valdrá la pena. Desde joven tuve claro que debía hacer algo grande en esta vida, por eso trabajé desde muy pequeño. Hoy soy feliz con todo lo que he logrado.
BM: ¿Te consideras un referente dentro del mundo del motociclismo? ¿cómo manejas esa responsabilidad?
IC: Sí, y es una gran responsabilidad. Hay que ser cuidadoso con los consejos a los nuevos riders y con las marcas que se eligen. Me han buscado marcas que no convienen, y aunque es trabajo y se cobra, no acepto productos de mala calidad. Soy embajador en México de Lone Rider, marca reconocida de maletas. Ellos me dan lo que quiera y yo pienso qué decir, porque recomiendo solo lo que realmente vale la pena. A diario me preguntan qué casco, defensas o maletas recomiendo, y siempre primero pregunto para qué lo van a usar. En México muchos quieren verse bien antes de pensar en seguridad, pero lo más importante debe ser la protección y la responsabilidad arriba de la moto.

BM: ¿Qué legado esperas dejar con todo lo que estás construyendo a través de Ruta Dos Ruedas?
IC: Aunque mi canal de YouTube está algo abandonado, los videos siguen generando comentarios. Incluso me recuerdan frases o campamentos que yo mismo olvidé. Eso me hace pensar que el legado que quiero dejar es inspirar a cumplir sueños y perder el miedo de viajar en moto. No se trata de quién puede, sino de quién quiere.
Siempre hay forma de hacerlo, aunque tengas familia o trabajo. Lo importante no es solo el dinero, sino tener el valor de seguir lo que te hace feliz. Si la moto te hace feliz, cómprala; si viajar te hace feliz, viaja. La vida es corta y no somos eternos.
BM: ¿Qué consejo le darías a alguien que sueña con viajar, pero que siente miedo o no sabe por dónde empezar?
IC: El miedo es normal y hay que aprender a disfrutarlo y romperlo. Es como surfear una ola: al principio asusta, pero después se disfruta. La clave es trabajar la mente y organizarse. También recomiendo ahorrar: para ir a Alaska estuve año y medio guardando dinero, dejando salidas a restaurantes o al antro. Muy pocos sacan dinero de la nada para viajar; lo mejor es planearlo en tiempo y en finanzas.
BM: ¿Hay algún nuevo proyecto o destino que estés preparando con Ruta Dos Ruedas?
IC: Mi meta era recorrer México y después América. Ya hice Alaska, ahora toca Argentina. Después quiero monetizar Ruta Dos Ruedas para poder viajar por el mundo en etapas y documentar todo. Así podría dejar mi moto en Italia, volver a México a hacer rutas y luego continuar. La idea es que el proyecto sea autosustentable.
BM: Si pudieras hablar directamente con cada uno de nuestros lectores de Boxer Motors, ¿qué palabras les dedicarías desde tu experiencia como viajero y apasionado del motociclismo?
IC: ¡Cumplan sus sueños y disfruten el miedo, porque vida solo hay una! También disfruten el proceso. Ahora estoy terminando Nature Caravan en Tapalpa, una casa rodante en el bosque que será hospedaje en Airbnb y estará ligado a Ruta Dos Ruedas.
He aprendido que no solo hay que disfrutar el viaje, también la planeación y lo que viene después. Si no disfrutas el proceso, se vuelve pesado. La clave está en vivir el hoy, con una meta clara, pero disfrutando cada paso del camino.