La aparición de la R 62 y de la R 63, significó un enriquecimiento de la línea BMW; si bien la nueva R 62 compartía el mismo bastidor con las R 52, la R 57 y la R 63, contaba con una versión más potente, con mayor desplazamiento, del motor bóxer con válvulas laterales: 745 CC y 18 caballos de fuerza, entonces muy considerables; el torque era también significativamente superior que el ofrecido por el modelo de 486 CC, que se instalaba en la R 52. La nueva transmisión era de tres velocidades.
Una de las innovaciones más interesantes de la R 62 fue su sistema de admisión de aire: las entradas estaban en un lado de la caja del motor, detrás de cada cilindro horizontal: esta ubicación protegía los respiraderos contra las partículas y las salpicaduras de agua, gracias a que los cilindros sobresalían. Además, el aire entraba al sistema ya calentado por los cilindros y como beneficio principal, producía un ingenioso efecto de limpieza que aprovechaba la fuerza centrífuga, con lo que el motor se alimentaba eficientemente con aire libre de impurezas, sin necesidad de un filtro. BMW produjo 4,300 ejemplares de la R 62.