Motociclismo de aventura

Motociclismo de aventura

Sin duda, el segmento de motocicletas doble propósito –las “GS”– es un mercado que en dos décadas se ha convertido en el nicho de mayor importancia y crecimiento para la ar­madora alemana BMW.

A principio de los 90, motivado por la carrera París-Dakar y por la espectacular publicidad de BMW, fui seducido a comprar una motocicleta de este tipo, la cual prometía llevarme a los confines del mundo. Así se inició mi maestría y doctorado para elegir a mi futura cóm­plice de aventuras.

En aquellos días la información cibernética era inexistente, era el primer filtro para demostrar si uno estaba decidido a comprar un caballo de acero de esta línea.

Después de meses de búsqueda e infinitos cuestionamientos técnicos por doquier, los dos modelos finalistas fueron BMW GS 1000 París-Dakar y Honda 600 V Transalp; ya con esta decisión, ahora venía la segunda parte: encontrar un corcel de éstos disponible a la venta en algún lugar del planeta.

Los años 80 y 90 fueron en México la época del oscurantismo para adquirir motocicletas, antes que comprar un vehículo de este tipo se tenía que superar el principio de “Paciencia”.

En el caso de BMW, se daba un anticipo a Bavaria motors, y esta empresa la importaba a nombre del comprador, proceso que podría llevar de cuatro meses en adelante, por supuesto, si la lista de espera era grande, la incertidumbre se apoderaba de los tiempos de entrega.

Con respecto a las Honda solo había ciertos modelos disponibles; en doble propósito, la mejor opción era importarla de Panamá o Estados Unidos. Así que el país vecino fue can­didato para ingresar al curso avanzado de compra e importación.

Con un poco de insisten­cia convencí a mi hermano Víctor a sumarse al equipo de aventuras que prometía ser algo inolvidable.

Compramos una BMW y una Honda; ágilmente en nuestros días de maratonistas nos trasla­damos a los Estados Unidos en automóvil, dando comienzo a nuestra carrera para demostrar nuestra convicción en este nuevo proyecto. Directo a San Antonio, Texas.

Sin duda, cuando tienes la oportunidad de comprarte tu motocicleta cero kilómetros, parte de tu persona y apegos se convierten en este vehículo de dos ruedas.

Así que para evi­tar que algún texano desubicado quisiera apropiarse de estas flamantes máquinas cero kilómetros, conseguimos una habitación de hotel X en P. B.; nada tan sencillo como esto para no dejar solas y abandonadas a este par de ingenuas recién nacidas. Convencí a mi hermano de meterlas al cuarto, en lo que nosotros plácidamente surcábamos San Antonio de noche.

Cuál fue nuestra sorpresa cuando al llegar muy satisfechos de una espectacular cena, vimos que los bomberos y la policía se encontraban realizando un operativo en nuestro hotel. Sorprendido, de manera ingenua le solicité a un policía informes sobre este acon­tecimiento.

Cuál fue mi sorpresa que nuestros recién adquiridos vehículos eran los pro­tagonistas de esta escena digna de Hollywood: más tardamos en llegar, que el gerente del hotel, al ver a este par de chilangos sin problemas en la vida, abalanzarse contra nosotros con voces estentóreas, inculpándonos de los destrozos que habíamos causado a este es­tablecimiento X.

Nos indignaron el mal trato y las injurias, más la policía intercedió y puso en su lugar a este malandrín, exigiéndole darle buen trato al turismo internacional.

Después de uno sin­ número de razones, la policía amablemente nos explicó el porqué las motos dentro de una habitación eran consideradas explosivos. Tal era la razón de este magno operativo, muy obedientes las pusimos de nuevo en el estacionamiento. Este representante de la ley, que para nuestra fortuna era motociclista, en tono de risa y sorpresa nos deseaba un buen retorno a nuestra madre patria.

Se desarmó el operativo; por supuesto, los bomberos (con todos sus artefactos antibombas y demás equipo) como buenos estadounidenses, nos veían como un par de terroristas camuflados en un par de vehículos automotores de dos ruedas.

Si lo que pretendían era sorprendernos, lo lograron. Al cabo tuvieron que guardar de nuevo nítidamente su equipo y partir de regreso a la central.

Después de toda una odisea en tres días, por fin teníamos motocicletas mexicanas doble propósito. Para comenzar la etapa de pruebas nos trasladamos al Ajusco. En escasos metros nos dimos cuenta de la dificultad para maniobrar en estos terre­nos de arena volcánica y tierra, que frustraban cada uno de nuestros intentos por someter a estos motores a una aventura off road.

Doscientos cincuenta kilos, más las maletas, fueron una razón de peso que em­pezó por ubicarme en la capacidad real de este vehículo, llegando a la conclusión que los pilotos de París- Dakar eran superdotados, mientras aquellos anuncios tan sugestivos quedaban en el pasado. Con varias caídas de por medio desistí en mi afán de cruzar cerros y planicies con mi nueva adquisición.

Empecé a salir con el Motoclub BMW de México, que entre 40-50 motocicletas sólo había tres París-Dakar y una GS 100. Por más que intenté seducir a José Chávez y Francisco Berdejo para que probaran nuestros vehículos fuera del pavimento, su experiencia en la materia fue un argumento que poco a poco me fue centrando en la realidad.

Pensando que no sería de gran utilidad esta máquina debido a que en las auto­pistas no era tan veloz como las K`s, fuimos descubriendo durante los viajes que estas motocicletas contaban con características técnicas que adaptaban a las condiciones de nuestras carreteras, pudiendo circular en brechas demandantes, sin pagar la factura que pagaban las RT y K`s. Así que terracerías interminables, topes sin fin e inesperados baches eran el terreno de las GS.

Con el tiempo fuimos descubriendo mayores bondades de estas máquinas doble propósito. La postura es más confortable para el piloto y su pasajero, permitiendo recorrer mayores distancias y mayor carga de equipaje.

Estos dones fueron los que poco a poco empezaron a ganar simpatizantes, aunque algunos reacios a una línea no aerodinámica se mofaban de nuestras motos híbridas y de sus líneas fu­era de contexto.

Tal es la importancia y el nicho en el que se ha consolidado la GS, a tal grado que en los viajes oficiales de diferentes grupos, se incluye una parte doble propósito; por supuesto, quienes estamos dispuestos a tener un par de caídas de humildad, sorpresas en el camino y espinillas golpeadas, optamos por esta modalidad que, como premio a la incertidumbre, nos regala sus paisajes maravillosos que poco a poco invitan y seducen a continuar por estos caminos secundarios, que celosa­mente guardan estos tesoros de la naturaleza, para los que se aventuran a des­cubrirla.

Por ello hoy día para BMW la GS representa el mayor porcentaje de ventas, y con­tinúa creciendo.

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