Por Guillermo Maniaux
Hace tiempo que en el Motohaus Team (www.motohaus-team.com) veníamos trazando planes para recorrer la costa de Michoacán. Teníamos ciertas referencias e información de algunas publicaciones, Raúl Bernal había cubierto ya esa ruta, y sabía más o menos por dónde y cómo, así que le pusimos fecha y nos lanzamos, cruzamos los dedos para que nos lloviera poco. No los cruzamos tan bien, pero tanta lluvia nos ofreció una de las mejores experiencias de manejo que hemos tenido.
El viaje fue de cuatro días y tres noches. Salimos el jueves 12 de agosto y regresamos el domingo 15. Por diversos motivos e intereses del grupo, la ruta que planeamos fue la siguiente:
Día 1: DF – Toluca – Atlacomulco – La Barca – Sahuayo – Mazamitla
Día 2: Mazamitla – Tuxpan – Colima – Tecomán – Boca de Apiza
Día 3: Boca de Apiza – Lázaro Cárdenas
Día 4: Lázaro Cárdenas – Morelia – Atlacomulco – Toluca – DF
Según la SCT en su sitio “Traza tu ruta” íbamos a recorrer 1,627 km. Esta distancia, en cuatro días, se traduce en un manejo relajado, con buen tiempo para tomar fotos, disfrutar el camino y sobre todo, convivir con los amigos que comparten el gusto del motociclismo.
Hay que mencionar que el factor que consideramos más importante para que un viaje de este tipo sea un éxito, es la compañía, es decir, quiénes forman parte del grupo. Hay muchos otros factores, pero los más relevantes son:
- El mismo nivel de manejo.
- Experiencia de viajes en grupo.
- Experiencia de manejo en lluvia.
- Tolerancia para dormir y comer ¡en donde se pueda!
Afortunadamente, las seis personas que hicimos este viaje nos conocemos hace años; Raúl Bernal, Alfredo Arratia, Javier Fernández, Urbano Del Río, Bernardo Cardona y Guillermo Maniaux. Logramos un recorrido bastante fluido; en otras palabras, la velocidad del grupo siempre la marcó el que iba al frente. Con lluvia y sin lluvia el grupo siempre fue el mismo, nunca perdimos de vista al que nos seguía, y el que la fungía de “barredora” nunca se quedó atrás ni se perdió de vista.
La Costa de Michoacán
El tercer día del viaje recorrimos la costa de Michoacán. Amaneció nublado y empezó a llover en cuanto dejamos el hotel en Mazamitla. La lluvia nos acompañó todo el día. En ciertos momentos era ese simple goteo que no moja mucho, pero que no deja ver nada. Por fortuna instalamos en la mica de los cascos ese accesorio maravilloso que se llama Plexus, (http://www.plexusplasticcleaner.com/plexus.html) y no tuvimos problema para ver, nuestros impermeables cumplieron su función y avanzamos por toda la costa.
Al principio tomábamos las curvas con mucha precaución, el piso mojado y la humedad provocan que el manejo sea lento y cauteloso. Podemos decir que así lo hicimos los primeros kilómetros; después de un buen rato, se nos olvidó lo mojado y húmedo del asfalto, la velocidad promedio alcanzó los 120 km por hora en un camino lleno de curvas, y las motos se portaron a la altura, ni una sola patinada ni falta de agarre. Hubo algunas secciones en que los deslaves cubrían por completo la carretera de tierra o arena; también nos encontramos con verdaderos ríos que cruzaban el camino. En algunos puentes vimos como el nivel de agua cubría los árboles, la gente se reunía para mirar la forma en que algunas cabezas de ganado eran arrastradas por tal cantidad de agua.
El camino es extraordinario, las curvas muy bien trazadas y con buen peralte, las condiciones del asfalto son muy buenas, con muy pocos baches. Casi no hay topes y se dispone de gasolineras en casi todo el trayecto. Hay poco tráfico y secciones donde se abre la vegetación y puede admirarse el mar, además hay algunos miradores donde la escala para descansar y tomar fotos es obligada. En casi todo el recorrido hay paradores turísticos, donde se puede comer; en algunos casos hay cabañas rústicas donde se puede dormir. Los precios van desde $1,000 hasta $1,600 pesos por una cabaña para seis u ocho personas. Claro, no tienen aire acondicionado, ni teléfono, ni tele ni nada de eso. La señal de telefonía celular se presenta en algunas zonas, normalmente donde hay estaciones de servicio.
R1200GS vs K1300S
Uno de nuestros compañeros del viaje llevó una K1300S. La pregunta es: ¿cómo se portó la K en un viajecito de estos? Pues lo hizo tan bien que al final la bautizamos como ¡la K1300GS! Pasó por todas partes y sin mayor problema. Al llegar a Playa Azul, nos encontramos una serie de charcos que parecían inundación: el agua en las calles tenía por los menos 35 cm de altura ¡y la K pasó sin ningún problema! Al igual que las GS, aventó agua por ambos lados tratando de mojar al que iba junto. Fue muy divertido.
No tuvimos ningún problema para la K, ni siquiera cuando manejamos en caminos de arena con agua, buscando un lugar para comer o dormir. La máquina recorrió todos los terrenos sin ningún contratiempo, y claro, fue mejor que las GS para tomar las autopistas que nos encontramos antes y después de recorrer la costa.