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Tour de Primavera 2014: Celebración del equinoccio

Tour de Primavera 2014: Celebración del equinoccio

Por fin se llegó la fecha, 19 de marzo, para celebrar la XVIII edición del Tour de Primavera, organizado desde su incepción por el Mototour BMW Ciudad de México A.C.; en la sede de las anteriores ediciones, el puerto de Acapulco. Se propuso una variante en ruta con el objetivo de recorrer más kilómetros en nuestros caballos de acero, la nueva propuesta nos llevó a la ciudad de Oaxaca – Puerto Escondido – Acapulco. Con una distancia desde la ciudad de México de entre 150-1600 km.

Partimos del Distrito Federal, el comité organizador, los invitados y los miembros de otros clubes. El punto de reunión fue Huitzilac, Morelos, con un nutrido contingente que rebasaba las 50 motocicletas; el valle conocido como Tres Marías nos recibió con un clima lo suficientemente frío para poner atención en el termómetro, el cual sugería más un clima invernal que se negaba a dar paso a la primavera.

Por el elevado número de asistentes se formaron varios grupos, cada uno independiente en su destino para desayunar, cargar gasolina, etc. Fue un recorrido espectacular por la sierra poblana y oaxaqueña, terrenos apreciados y divertidos para esta pasión en dos ruedas, territorios que nos permitieron el paso con un tiempo excelente y sin problema alguno.

Fuimos de los primeros grupos en llegar a esta mágica ciudad de Oaxaca, designada en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO; entramos al hotel sede, el “Villa Victoria”; en escasos minutos ya estábamos registrados, instalados y listos para merodear en los establecimientos de los patrocinadores: Hainzer Supply y su exclusiva línea de ropa Klim, maletas, tank bags Wolfman, botas, cascos y todo lo necesario para este segmento enfocado al estilo BMW-GS. Schubert también estuvo presente con su amplia gama de cascos y equipo Rukka. Pretexto suficiente aumentar el guardarropa.

A las tres de la tarde comenzaron a desfilar las charolas, cazuelas y ollas con los platillos típicos de la región: mole negro, coloradito, tasajo, chorizo, chiles de agua, quesillo, tlayudas, arroz, frijoles negros con hierba de conejo y postres varios; arroz con leche, buñuelos y demás delicias, acompañadas de las bebidas espirituosas de la región, cañas de mezcal, cerveza, y una amplia variedad, lo que auguraba una larga y divertida tarde al compás de la música oaxaqueña.

riqueza de cada una de las ocho regiones de Oaxaca, representadas en sus coloridos y vistosos trajes y joyería. Con su música y el peculiar sonido de tambora.

Durante un par de horas tuvimos una muestra, una pincelada de estas ocho regiones: la Costa Chica, la Cañada, Tuxtepec, la Mixteca, la Sierra Sur, la Sierra Norte, los Valles Centrales y por último el Istmo.

Fueron unos momentos en que los animados y efusivos participantes de diversos clubes, decidieron dar muestra de su habilidad para el baile, o bien imitaron los pasos de los bailarines, en una verbena popular al ritmo de esta pegajosa y alegre música; otros simplemente convivieron y se reencontraron con amistades de otros estados de la República. Así nos recibió la noche y dio fin una agradable velada.

Cada grupo decidió su hora de partida; a las ocho treinta fuimos escoltados amablemente por nuestros anfitriones del club de Oaxaca; lo que agradecimos sinceramente, ya que nos permitió salir de la congestionada capital con mayor celeridad y prontitud. Hubiera sido imposible sortear solos la salida con tal precisión… ¡Gracias!

Después de una hora de la partida, nos sentíamos contentos de ir enfilados a la sierra, zona que promete un curso intenso de “curvatología”. Ese territorio se presta para que el piloto aprenda más sobre el arte de curvear en moto, para que corrija y perfeccione su técnica.

Los paisajes espectaculares de las tierras altas permiten ver la caprichosa y accidentada topografía, que provoca una ovación para los ingenieros que lograron trazar una carretera por estos lares.

Esta carretera es bien conocida por muchos de nosotros. Se rumora que son más de 900 las curvas; una tierra que se ha ganado reportajes en cadenas internacionales por ser considerada una de las carreteras más sinuosas del mundo, en un estrecho de 300 kilómetros. Desemboca en la costa de Puerto Escondido. Las pequeñas poblaciones se convierten en testigos de nuestro paso, Ejutla de Crespo, Miahuatla, San Miguel, Suchixtepec, Candelaria, Loxicha… Inmediaciones que cuentan con diversos grupos étnicos: mixtecos, zapoteco, mazateco, entre otros.

El clima participativo nos brinda un día espectacular, sin lluvia, con tal de ser testigo y observar el paso de estos animados y entusiastas motociclistas. Puerto Escondido nos dio la bienvenida al mediodía. Cada quien escoge cómo invierte su tarde libre; por la noche acudimos a la lunada en el restaurante “El Cayuco”. Es un agradable lugar en la playa, lo que le da un toque costeño. El agradable clima con un ambiente relajado, con mobiliario estilo Lounge.

Y de nuevo, a darle la bienvenida al pecado capital “la gula”. Había puestos con los platillos típicos de la costa: tlayudas al carbón con quesillo y tasajo, ceviches de pulpo, marlín, camarón, carnes, ensaladas… El festín se extendió hasta la medianoche.

Al día siguiente decidimos salir muy temprano, con el objetivo de evitar las altas temperaturas del mediodía. Nos esperaba un recorrido de 400 kilómetros a nuestro siguiente destino, el puerto de Acapulco vía Pinotepa Nacional. Llegamos al mediodía.

Por la tarde la cita fue en Hotel El cano para comer la tradicional paella Valenciana. Al final de la comida, los anfitriones procedieron a clausurar el evento, no sin antes dar comienzo a una rifa con regalos de los patrocinadores de BMW, Mototour BMW Ciudad de México, Hainzer Supply, etc.

Como premio final, el puerto de Acapulco nos despidió con una espectacular puesta de sol en este ambiente relajado y alegre.

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