Squash Falconer: Una filósofa de la aventura

La deportista británica Squash Falconer, pese a su juventud, es ya una leyenda en el mundo de las pruebas extremas.

La deportista británica Squash Falconer, pese a su juventud, es ya una leyenda en el mundo de las pruebas extremas.  Junto a sus compañeras Lipstick Blondes, ha demostrado que las disciplinas más exigentes y arriesgadas también son para las mujeres. Mientras se prepara para entrar de nueva cuenta en la lid, nos relata sus orígenes, sus expediciones y sus planes.

BOXER MOTORS: ¿Cómo se inició en la práctica de los deportes de alta exigencia? ¿Vivió alguna experiencia particularmente importante en este sentido? ¿Hubo alguien que le haya motivado?

SQUASH FALCONER: Yo crecí en una granja; desde mis primeros años estuve rodeada por animales y maquinaria agrícola. Rápidamente, desarrollé una clara conciencia de todo aquello que me circundaba. Esto era fundamental, ya que las granjas pueden ser unos lugares peligrosos. Me trepaba a los graneros y los árboles. Tenía tres años cuando aprendí a manejar un pequeño triciclo motorizado, y más tarde conduje motocicletas. ¡Tenía seis años cuando aprendí a manejar un coche! Era un compacto, ya inadecuado para las carreteras, pero perfecto para los senderos y campos que había alrededor de la granja.

La vida consiste en las decisiones que uno toma, cada uno de nosotros tiene que asumir la responsabilidad por su propia dicha. Nadie puede realizar nuestros sueños por nosotros. Me resolví a ir al encuentro del mundo, cualquier cosa que eso significase.

Mi tío era el granjero, y después que mis padres se separaron, él ejerció un influjo muy importante en mí durante mis mocedades. Yo me pasaba todo el tiempo con él. Mi tío me dio ánimo, me inculcó la confianza en mí misma, y el valor para que yo emprendiera cualquier cosa que quisiese. Él me enseñó a manejar motocicletas, coches y tractores. También me construyó unos columpios y toboganes tan enormes, que la mayoría de los chamacos no se hubiera atrevido a jugar en ellos. Considero que esta confianza, desde una edad tan temprana, jugó un papel significativo en las cosas que hago ahora.

En la escuela disfrutaba de todos los deportes; formaba parte de los equipos de atletismo, netball y hockey. Esto me proporcionó una buena condición física, que sirvió de base para mi posterior desarrollo. 

Realicé una temporada de esquí en los Alpes Franceses cuando apenas tenía 18 años; yo amaba las montañas, y en aquella mi primera temporada, perfeccioné mi técnica de esquí, también aprendí snowboard.

Cuando estaba en mis primeros veinte, comencé a emprender más aventuras y a practicar deportes básicos de resistencia, como ciclismo de montaña, carreras a campo, traviesa, kayak, montañismo; lo hice con un grupo de amigas, en las 36 horas del Saab Salomon Adventure Race. Nosotras formábamos el primer y único equipo femenil en estas especialidades. Nos bautizamos a nosotras mismas como las “Lipstick Blondes” (las Rubias del Lápiz de labios). En aquel momento, Suzy Madge era ya una persona muy importante, una camarada Lipstick Blone y una amiga. Ella me dio valor, me apoyó y me inspiró para involucrarme en todos esos deportes.

Tenía 23 años cuando escalé mi primera alta montaña. Un grupo de amigas (que incluía a dos otras Lipstick Blondes, Suzy Madge y Ali Bainbridge) salió a subir el Aconcagua y yo quería unírmele. Mi experiencia era escasa, pero estaba capacitada, decidida y contaba con la confianza y el respaldo absoluto de mis amigas.

BM: Vivimos en una civilización del confort, abunda la tecnología que evita o disminuye el esfuerzo; ¿no va el deporte de alta exigencia en contra de todo eso? ¿A qué puede atribuirse?

SF: Como parte natural del progreso, cada día el mundo avanza hacia soluciones modernas y desarrolla nueva tecnología, para hacer las cosas con mayor facilidad, más rápido, a menor costo, con mayor seguridad. Yo pienso que esto forma parte de una economía esencialmente productiva y saludable. Y esto se fomenta por los deportes extremos. Ahora es posible llegar a los lugares indicados, y practicar en ellos nuestras actividades con una mayor seguridad, gracias a la tecnología. Es maravilloso llegar a una montaña remota y verse libre de televisores, computadoras, tránsito, edificios y teléfonos, pero al mismo tiempo quiero ir con la mejor ropa disponible, para mantenerme caliente; con el equipo más ligero, ¡y con mi GPS para saber exactamente dónde estoy!

BM: ¿Qué clase de satisfacciones y vivencias fue descubriendo en la práctica de los deportes de alta exigencia? ¿Cree que debería haber más gente que descubriera lo que ofrecen?

SF: ¡Sí, sí, sí! ¡Yo quiero compartir las asombrosas sensaciones que me proporcionan los deportes extremos con todo el mundo! Las cosas que yo hago provocan una alegría natural y eso es maravilloso. Tales sensaciones no se limitan solamente a llenarse de adrenalina; los lugares a los que voy son ricos, imponentes, inspiradores y asombrosamente bellos. Cuando se hace algo difícil y desafiante, algo que uno piensa que quizás no sea capaz de lograr, las satisfacciones son muy grandes. Esto nos proporciona un sentido de la propia realización como ninguna otra experiencia puede ofrecer. 

Cuando participo en una expedición de alta montaña, me alisto con aquello que necesito para vivir, no con lo que yo quiero. Necesito agua, comida, abrigo y una comunidad. Por supuesto, esto es evidente, pero no todo el mundo podría decir que tiene estas experiencias en nuestra época. Descubrir quién es uno en estas circunstancias es algo poderoso, a menudo hay intensas tensiones y se vive en unos entornos amenazadores. Las decisiones que se tomen pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Las sensaciones que se experimentan en las carreras largas son una combinación de bienestar mental, físico y emocional. Esto produce una completa sensación de armonía. También aprovecho las expediciones para recaudar dinero con fines caritativos, y para despertar la conciencia acerca de algunos problemas. Es tremendamente satisfactorio saber cuánto bien puede producir una expedición. Un amigo muy cercano padece de cáncer; hay mucha gente afectada por este mal tan terrible. Recaudar dinero reduce mi sentimiento de impotencia; sé que puedo apoyar los tratamientos y la esperanza de encontrar una cura.

Tener la capacidad para compartir mis experiencias e inspirar a otros a hacer cualquier cosa que deseen, es también una gran satisfacción.

BM: En el Mont Blanc puso en juego sus habilidades en el montañismo, el parapente (paraglide) y la motocicleta, ¿se desarrolló en estas especialidades en forma paralela, o las fue descubriendo?

SF: El trabajo de equipo, la comunicación y el conocimiento de las condiciones del tiempo, son vitales. Para ser un exitoso montañista y practicante del parapente, se debe tener la capacidad de aprender con rapidez, recurrir a sus conocimientos previos, trabajar en equipo, apoyar a los demás, sostenerse a uno mismo, comunicarse, escuchar y entender el entorno.

BM: La vida que ha escogido está llena de esfuerzo y sacrificios, ¿esto ha afectado las relaciones personales?

SF: Sí, mi estilo de vida implica que frecuentemente viaje a diferentes países y a lugares remotos. Hay largos periodos en que me mantengo fuera de contacto. Esto resulta difícil tanto para mí como para las personas de quienes me separo. Es duro partir a un viaje o expedición cuando se sabe que es peligrosa. ¿Cómo puede justificarse que se ponga en riesgo la propia vida, cuando se está consciente que alguien se preocupa por lo que le ocurra? Para mi familia eso es muy difícil, sin embargo, la gente comprende que esto es lo que soy y que esto es lo que yo hago.

¡Hay aspectos positivos también! Escaparse permite conocer gente y comprender los sentimientos relacionados con ello. A través de mis experiencias, he adquirido la capacidad para transmitir energía y actitud positiva, compartiendo mis vivencias e inspirando el optimismo en las personas que me rodean.

BM: ¿Esta forma de vida absorbe absolutamente todo su tiempo, lo cual le impide tener alguna otra actividad de la cual vivir? ¿Esto le da para vivir?

SF: Actualmente no, los deportes extremos no me reditúan lo suficiente para vivir. A veces, tengo la posibilidad de ganar dinero en el viaje por dirigirlo; en otros casos, yo costeo todo el viaje. Los patrocinadores ayudan considerablemente, pero no cubren todo. Para ganar dinero hago varias cosas: trabajo en los actos de la industria como manejadora independiente, también trabajo con David Spurdens, un fotógrafo de los deportes extremos, como una modelo deportiva.

BM: ¿Cuál es la próxima aventura a la que se enfrentará?

SF: El mes que viene, me iré a Nepal, donde permaneceré seis semanas. El plan consiste en establecer mi base en Pokhara, para escalar y volar sobre cuantas cumbres me sea posible. ¡También estoy preparando unos planes para explorar México en motocicleta! He visto tantas hermosas fotos de México, y he escuchado tantos relatos fabulosos acerca de este país, que sé bien que encierra un cúmulo de exploración y aventura, lo que incluye el parapente. Creo que México y yo seremos muy buenos amigos.  

BM: ¿Tiene alguna recomendación a quien desee iniciarse en estas actividades?

SF: Claro, para todos, jóvenes y viejos: ¡Empiecen!

Yo no comencé escalando una gran montaña. Comencé por caminar, luego fortalecí mi condición y resistencia, consolidé mis experiencias y me preparé para los mayores desafíos. No soy la mejor en todo, ni soy distinta a la mayoría de la gente. Solamente decidí seguir mis sueños y ustedes pueden hacerlo también. Rodéense a ustedes mismos de gente inspiradora, que quiera motivarles y ayudarles; sean generosos con su propio espíritu y olvídense de la pregunta “¿podré?”, para empezar a preguntarse “¿cómo?”…

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