Don Manuel Casanova: Un legado de valores

Don Manuel Casanova Un legado de valores

La obra material y los vínculos afectivos constituyen el legado de toda persona que deja huella en la sociedad, en la industria y en la familia; don Manuel Casanova Alvarado, destacado miembro del Club BMW Clase Élite, de Guadalajara, Jalisco, dejó además su estafeta para las nuevas generaciones de motociclistas, entre los que se ganó incontables amigos.

En este sencillo homenaje, Boxer Motors evoca la personalidad del incansable hombre de empresa, el padre de familia y el motociclista entusiasta. Para ello contamos con la amable colaboración de sus hijas Adriana y Silvia Casanova, del licenciado Lara Elizondo y de Eduardo Orozco, uno de los mejores amigos del hombre que evocamos en estas páginas.

El recuerdo más antiguo que de su padre guarda Adriana Casanova, se acompaña de música y aromas familiares: Los domingos, que eran los días que no trabajaba, nos preparaba a toda la familia hot cakes, su plato preferido para los desayunos; además era experto en hacerlos, le quedaban deliciosos y todo esto con el fondo musical de Roberto Carlos, uno de sus artistas predilectos. ¡Además, en Navidad, él era el más emocionado por abrir los regalos! ¡Empezaba a probar y a jugar con lo nuevo que había llegado!

Con su familia, don Manuel compartía sus recuerdos de infancia y mocedad: “Vivió casi toda su niñez y juventud en Tampico, lugar que siempre amó y en donde “nos comentaba” se la pasaba muy bien con sus amigos yendo a la playa; la playa, nos contaba, era el centro de reunión de esa ciudad… Además, siempre nos presumía que sus calificaciones de la escuela eran de diez. Fue un buen alumno en todos los estudios que emprendió, y muy disciplinado.

Siempre se interesó por sobresalir como uno de los mejores en lo que fuera que hiciera”, dice Adriana Casanova. Amigo y hombre de familia Uno de los grandes amigos de don Manuel, su camarada de andanzas en el motociclismo, el empresario en el ramo médico Eduardo Orozco, expresa los rasgos que definieron al destacado miembro del clan BM’s: “Excelente amigo, íntegro, nato, sencillo, directo, simpático, sumamente honesto y leal. Platicábamos de todo, de trabajo, de motocicletas, de automóviles, del ramo inmobiliario, de la construcción, de los planes personales de cada uno, de la jubilación y los viajes a futuro.

Él se identificaba con todos los compañeros sin importar las edades.” En estas impresiones coincide el Gerente de la Embotelladora “La Favorita”, S. A. de C. V., licenciado René A. Lara Elizondo: “Conocí a Manuel en 1978, cuando ingresé a la compañía; él entonces se desempeñaba como Director de Mercadotecnia. Fuimos compañeros de trabajo durante más de 30 años y más que compañero fue un gran amigo y un excelente colaborador.

En efecto, comenta Adriana Casanova, la amistad era uno de los principios que más apreciaba su padre: “Él sabía que la amistad es algo que uno debe atesorar en su vida, ¡conservaba a sus amigos de toda la vida! Procuraba frecuentarlos y saber de sus vidas. La familia es algo que le da un valor a nuestra vida, por lo que uno lucha día con día, para siempre ser una persona de ejemplo y confianza.”

En familia, don Manuel ejerció otra de sus grandes vocaciones, como lo comentan sus hijas, Adriana y Sylvia: “Era un hombre muy paciente, pasara lo que pasara, siempre guardaba la calma, era una persona que nos daba seguridad y que estaba presente siempre, cuando se le pedía apoyo. Sabía escuchar a su gente y daba consejos sin juzgar. Disfrutaba de las cosas simples y sencillas, de una salida a la playa, al bosque, a un pueblito a comer, de una reunión en familia o con los amigos.” Añade: “Además, sabía verle siempre el lado positivo a las cosas, no se complicaba más de lo debido, y eso ayudaba mucho cuando alguien tenía un problema.”

El licenciado Lara Elizondo comenta que don Manuel Casanova también se mostraba siempre dispuesto a darles apoyo a quienes laboraban con él: “Los colaboradores con los que trabajó siempre tuvieron de él una imagen de gran apoyo, y lo estimaban con especial cariño, por la forma en que se entregaba para tratar asuntos, inclusive de carácter personal, siempre preocupado por formar nuevos ejecutivos que pudieran labrarse un futuro en el negocio.” La pasión por la motocicleta El apego a la familia, lo extendió don Manuel a otro de sus grandes afectos: el motociclismo.

Fue un precursor de la integración de los círculos familiares a las actividades de los BM’s. Eduardo Orozco tuvo oportunidad de compartir muchas vivencias con nuestro homenajeado: “Sobre todo viajes, en lo individual y con las parejas. Convenciones, pesca, etcétera. En cuanto tenía las fechas de sus vacaciones, me hablaba para programar un viaje.

En el grupo de BMW Clase Élite comenzamos las salidas de los domingos con parejas, ya que en la mayoría de los moto clubes no se acostumbraba salir en la motocicleta con las esposas.” A este respecto, el gerente de “La Favorita”, licenciado Lara Elizondo, ofrece una revelación muy interesante: “En lo personal, puedo comentar que yo tuve algo que ver en que Manuel se aficionara al motociclismo, ya que yo contaba con una moto de alto cilindraje, y en una ocasión le ofrecí pasearlo, a lo cual accedió. A partir de ese momento comentó que él, de joven, había tenido una moto pequeña, y que con aquel paseo le había despertado nuevamente la pasión por este tipo de vehículos, por lo que buscaría adquirir una lo antes posible.

Y así lo hizo, hasta llegar a formar parte del Grupo Elite de BMW.” Adriana Casanova comenta que su padre sabía compaginar muy acertadamente su vida familiar con su afición por el motociclismo: “Trataba de dar siempre un momento para cada cosa… Siempre involucró a la familia en sus demás actividades y lo acompañábamos, ya fuera a compromisos del trabajo, ya fuera a los del motociclismo, también nos organizábamos para tener días de cena en familia o simplemente ver una película en la tele”. Rememora: “Tuvimos la oportunidad de acompañarlo a algunos viajes en moto, y algunos eventos del grupo de motociclistas. ¡Fue una experiencia muy padre y además era toda una aventura! Conoces mucha gente y todos van contentos, ya que es un momento de gozo para todos ellos, y eso hace que la gente que los acompaña también se la pase muy bien. Conocen lugares en los pueblitos o ciudades en donde se come magníficamente.” En la autopista, recuerda Eduardo Orozco, su labor siempre fue de liderazgo: “Él era el Rector del grupo en turno, era muy calculador, muy responsable y no se arriesgaba en su manejo; en los viajes se acoplaba a la mayoría, siempre con orden.”

Respecto a sus contribuciones para el desarrollo del motociclismo en México, Eduardo Orozco enumera: “Su constancia, responsabilidad, su gran compañerismo. Era enemigo de la grilla y las divisiones de grupo.” El sentido del humor de don Manuel ayudaba a mantener la moral de sus camaradas. Orozco rememora: “Siempre en las reuniones contaba chistes, que por cierto se le olvidaban y los inventaba.

Entusiasta de la vida Acerca de sus gustos personales, la familia Casanova recuerda: “Uno de sus lugares preferidos para vacacionar era Disneylandia, ¡disfrutaba mucho subirse a todos los juegos! Otro era Puerto Vallarta donde le gustaba ir a descansar, a caminar, a asolearse.

Le encantaban las carreteras en general, a veces hacía cierto viaje sólo porque la carretera tenía un paisaje muy bonito y era muy padre.” Enfatizan: “Siempre se cuidó mucho, y era muy vanidoso, por lo que se cuidaba mucho de no comer demasiado, ni consumir mucha grasa. Uno de sus platillos preferidos eran las enchiladas potosinas para cenar, con aguacate y frijolitos.

Solíamos ir mucho a comer comida japonesa con sus grandes amigos del Suehiro, un restaurante japonés en Guadalajara, donde el Tepanyaki de res y camarón era su predilecto, y claro, ¡siempre acompañado de un refresco de cola! Adriana Casanova revela que don Manuel era también un entusiasta del coleccionismo: “Mi papá coleccionaba relojes de todo tipo, tamaños y formas. Poseía tantos que algunos ni siquiera tenían pila aún. Y también guardaba fotos y fotos con sus diferentes equipos de trabajo, así como con los amigos que tuvo a lo largo de toda su vida.”

El apego a la familia, le permitía disfrutar incluso de aquello que, de otra forma, no le hubiese atraído: “Me gustaba mucho cenar junto con él viendo las novelas. Aun y cuando a él no le gustaban, era algo que compartía conmigo y hasta se interesaba en las historias je je…”, dice su hija con un dejo de humor.

Nuestro homenajeado siempre supo estimular a sus hijas: “¡Festejaba nuestros logros como si fueran los suyos propios! Se emocionaba al ver que íbamos bien en la escuela, en el trabajo, y siempre nos aconsejaba de manera positiva, a seguir adelante con nuestros sueños y nuestras metas”, recuerdan ellas. Añaden: “Mi papá era una persona sincera, derecha y sin dobleces, de una sola pieza. Nunca juzgaba a nadie y respetaba las ideas de todos.

Mucha gente, estos últimos días, nos dijo que él era una persona transparente y admirable. ¡Creo que tanto nosotras, como muchos que lo conocieron, pueden asegurar que era admirable!” Una mirada a los mensajes de las redes sociales, difundidos durante las semanas recientes, demuestra hasta qué punto gozó don Manuel Casanova del aprecio de tantas personas, en los diversos ámbitos en que actuaba.

Cuando se le pregunta a la familia cuáles son los mayores legados de don Manuel Casanova, la respuesta es elocuente: “¡Seguir tus sueños, vivir tu vida de una manera en que la disfrutes! No sufrir en vano por cosas sin importancia, y saber arrostrar los problemas con la cabeza en alto y sin rendirse. Aprender a disfrutar lo bueno que tiene la vida para nosotros y divertirse en todo lo que uno haga.” Como última reflexión, Eduardo Orozco expresa: “En lo personal, una gran pérdida en el ambiente del motociclismo, de un excelente amigo, difícil de reponer y lo extrañamos.” El licenciado Lara Elizondo expresa: “Su partida representa una gran pérdida para nosotros, ya que a pesar de que ya se había retirado de la compañía para gozar del beneficio de su jubilación, continuábamos teniendo contacto permanente.

Lo extrañaremos siempre.” Adriana Casanova, por su parte, concluye:“ ¡Solamente quiero decir que como hijas hemos perdido a un gran ser humano, un gran amigo y un gran padre que estuvo siempre y en cada momento importante de nuestras vidas! Que lo amamos y lo seguiremos amando siempre, esperando que aún y cuando no está físicamente con nosotras, contemos con él como un ángel de la guarda.

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