Los amantes de las motocicletas suelen convertirse en una verdadera hermandad, es por eso que todos los fines de semana vemos caravanas en las diferentes carreteras del país, ya que los amantes de la velocidad y la adrenalina se congregan para recorrer los rincones del país a bordo de sus bestias motorizadas.
Las «Rodadas» son parte del modus de vida de los motociclistas del país, ya que no requieren miles de pesos para descubrir las maravillas de México, únicamente necesitan de una mochila, una moto y gusto por las motocicletas, pero por supuesto mucho respeto por estos vehículos motorizados, además de un equipo especial para cualquier percance.
Vivir la aventura de conocer nuevos lugares es una de las necesidades de todo biker, ya que no hay nada más reconfortante y placentero como salir a rodar con su mejor compañera de vida (la moto), acompañado de imponentes paisajes naturales. A continuación enlistamos algunos destinos que se pueden conocer desde la comodidad de dos ruedas.
Mazamitla, Jalisco
Nada mejor que recorrer «La Ruta de los danzantes del Sol«, iniciando por Tonalá, una parada obligada para degustar uno que otro platillo en su mercado para comenzar con el estómago lleno. Ya con el tanque lleno llega el momento de emprender el camino a través de tierras jaliscienses para deleitarse de las majestuosas vistas naturales que se pueden observar a través de sus carreteras.
Una segunda parada sería Chapala, un lugar mágico debido a que en tiempos inmemoriales era un asentamiento prehispánico y donde actualmente se practica la pesca y la agricultura.
Tras dejar Chapala, nada como atravesar las montañas para aparcar en Mazamitla y disfrutar de la Danza del Sol, visitar la Parroquia de San Cristóbal y comer un platillo típico de la región para concluir con el viaje.
Teotihuacán, Estado de México
Visitar una tierra sagrada de deidades prehispánicas es una sensación indescriptible y Teotihuacán es una de ellas. No existe nada mejor que ver desde la carretera la punta de las pirámides y apreciar como el sol se posa sobre ellas.
Una vez en el recinto, hay que cargar el tanque para recorrer la imponente Calzada de los Muertos y observar la majestuosidad de los templos sagrados. Posteriormente, hay que meter primera y segunda para subir los 260 escalones de la Pirámide del Sol, ya sea de un jalón o con alguna que otra parada. Una vez en la cima, hay que lanzar uno que otro grito en señal de victoria.
Ya con el tanque a la mitad viene la segunda prueba y pisar el acelerador a fondo para subir los escalones de la Pirámide de la Luna y contemplar de la vista de toda la zona arqueológica.
Una vez superadas estas pruebas hay que recargar gasolina en el pueblo de San Juan Teotihuacán, un pueblo lleno de encanto donde se puede pasear entre sus calles y comer uno que otro antojito en su plaza cívica.
Peña de Bernal, Querétaro
Querétaro se encuentra a escasas horas de la Ciudad de México y es por excelencia el destino preferido de los amantes de la velocidad. Peña de Bernal es uno de los monolitos más grandes del planeta y verlo a la distancia mientras se conduce es una experiencia única e indescriptible.
Peña de Bernal es el sitio perfecto para recargar energía gracias a su aire fresco lleno de magia y vibra astral. Sus pintorescas calles llenas de romanticismo convierten a este destino en una parada obligada para todo motociclista que gusta de experiencias multisensoriales donde los motores rugen y respiran del ambiente que envuelve a esta región.
Chignahuapan, Puebla
Es un lugar mágico con un encanto excepcional donde la neblina y el frío fungen como telón para poco a poco disfrutar de sus enormes laderas, hermosas cascadas, cristalinos ríos e increíbles lagunas.
El sitio predilecto para apagar motores es la Plaza de Armas donde hay un kiosco de estilo mudéjar, único en su tipo, cimentado sobre una hermosa fuente. Tras un rato de relajación nada como disfrutar de unas ricas aguas termales y un rico masaje en alguno de los spa’s para liberar todas las tenciones del cuerpo y limpiar los filtros del motor.
Después de la relajación hay que hacer rugir los motores hasta la laguna de Chignahuapan o de Almoloya, un acuífero formado por nueve ojos de agua. Aquí se puede alimentar al sistema de inyección con uno que otro antojito y disfrutar del hermoso paisaje.
La última parada es en El Salto de Quetzalapan donde el sonido del agua enamora a cualquiera, así como caminar por un sendero hasta llegar al mirador y contemplar de su vista.
Xilitla, San Luis Potosí
Xilitla es el corazón de la Huasteca Potosina y se caracteriza por ser un lugar mágico lleno de inmensos paisajes verdes y construcciones surrealistas como el Jardín Escultórico de Edward James.
Este trayecto es un tanto lago y está lleno de curvas peligrosas a lo largo del camino; sin embargo, una vez ahí no queda más que disfrutar y relajarse como Dios manda en su plaza principal donde se pueden comer unas ricas enchiladas potosinas acompañadas de un rico café de olla.
Tras recargar pilas y encender las motos hay que aparcar en el Jardín Escultórico, donde se pueden observar imponentes construcciones en medio del bosque. Una vez concluido el recorrido hay que rodar a la cascada Los Comales, La Cueva del Salitre y el Exconvento de los Agustinos para que los motores de las motocicletas respiren aire puro.