Nuestro amigo y colaborador Ioram Abolnik, llegó en julio del año pasado a Zacatlán de las Manzanas, Puebla, en su moto BMW F850GS y se convirtió en la primera persona en visitar los 111 pueblos mágicos de México con evidencia fotográfica.
“En lo que va del año, el número de salidas en moto por motivos de turismo a ciudades coloniales y pueblos mágicos, principalmente, se ha incrementado 20 por ciento.
Esto significa el mayor crecimiento para un periodo comparable en al menos los últimos 5 años.
Además, representa 400 salidas a la semana desde la Ciudad de México y 300 más de otras métropolis como Guadalajara, Monterrey, Puebla, entre otras”, dijo José Martínez, director de organización de eventos en Expo Santa Fe, que recibió el Salón Internacional de la Moto cuando empezó el otoño.
Expertos explicaron que el crecimiento de esta actividad es reflejo de la expansión del segmento de mayor poder de compra en el país y el incremento en la oferta de modelos por parte de los fabricantes de motocicletas en los últimos años, enfocado a quienes buscan realizar dinámicas de recreación con sus vehículos y no sólo transportarse.
“Está creciendo el mercado con mayor poder adquisitivo, el AB, hay una moda y vemos a personas con poder adquisitivo que tienen un comportamiento multimarca y adquieren más de una motocicleta para viajar más, además las armadoras están incrementando su oferta”, explicó Martínez.
Empresas como BMW, suelen fabricar equipos de más de medio millón de pesos, han lanzado motos más económicas para competir con las de rango medio de Yamaha, Suzuki, Kawasaki y Honda.
Los viajeros visitan principalmente sitios del estado de Puebla, incluidas su capital, Cholula, Zacatlán de las Manzanas y Chignahuapan.
Por otro lado, Italika y Bajaj han introducido productos con las mismas cilindradas de las japonesas, modelos con buenos diseños y precios accesibles, todo esto para atender el aumento de la demanda.
Los equipos con los que viajan las personas con finalidad turística van desde los 40 mil a más de medio millón de pesos, incluyendo las crusier, las doble propósito, las de turismo deportivo, de bajas cilindradas y deportivas.
Estos turistas visitan principalmente sitios del estado de Puebla, incluidas su capital, Cholula, Zacatlán de las Manzanas y Chignahuapan. En segundo término recurren a Hidalgo, particularmente a Real del Monte, Huasca de Ocampo y Mineral del Chico. Entre sus destinos preferidos también están Veracruz, Jalisco, Nuevo León y el Estado de México.
“Lo que hacen es visitar ciudades coloniales y pueblos mágicos, estos turistas tienen un gasto promedio de mil 500 pesos por día y son de 2 a 3 viajes a la semana, consumen artesanías, pagan hospedaje, peajes, compran gasolina y van a las tiendas de la esquina, apoyan a las economías de esos lugares”, detalló el directivo.
Se estima que al año este turismo genera en México una derrama económica de 110 millones de pesos, apenas el 0.07 por ciento del PIB turístico del país. Sin embargo, dejan un impacto aspiracional para cientos de personas.
“Para tener una cilindrada alta, se requiere desembolsar de 80 a 150 mil pesos, al menos, por eso se necesita un buen trabajo o ser empresario y tener solvencia, buena estabilidad económica, visión personal de salir adelante, de tener un hobbie, eso implica una profesión de carrera o un buen negocio, lo cual habla de la cultura y educación que tienen estas personas”, dijo Daniel Castillo, coordinador de Rodando Rutas Mágicas, una empresa que hace promoción de esta modalidad de turismo.
Según cálculos del empresario, en México hay 50 mil mototuristas registrados y más de mil 200 motoclubes.
Ven falta de promoción Pese al crecimiento que registra este sector de viajeros, los gobiernos federales, estatales y municipales no lo han apoyado con la promoción correspondiente, dijeron representantes de esta actividad.
A decir de Daniel Castillo y de Ioram Abolnik, al llegar a cualquier localidad del país no hay ningún apoyo de las dependencias de turismo o de algún gobierno.
“Cuando llega un motoclub a las localidades, las autoridades nos reciben casi como si fuéramos delincuentes, queremos dejar nuestras motos para tomarnos una foto y no dejan que hagamos nada. Las oficinas de turismo no tienen comunicación con las autoridades de seguridad y nos terminan perjudicando”, agregó.
Por su parte, Abolnik, quien cumplió su meta de visitar todos los pueblos mágicos del país en dos años, indicó que no tuvo ningún apoyo por parte de alguna dependencia en su hazaña.
