Este concepto creado por la diseñadora alemana Anja Didrichsons, sobre la base de las motocicletas eléctricas de BMW Motorrad, cambia el concepto de la motocicleta por una simbiosis entre máquina y humano.
Este proyecto inspirado en las motocicletas de BMW Motorrad, aunque no oficial, imagina el futuro de las motocicletas eléctricas que va más allá de subirse sobre ella y pilotarla. Si bien la geometría de Spirit puede ser similar al de una motocicleta convencional, ahí acaban los parecidos. El piloto se tumba literalmente sobre un esqueleto apoyado sobre una gran rueda trasera, una batería flexible y unos pequeños orbes esféricos que hacen las veces de ruedas delanteras donde se incluye el sistema motriz eléctrico. La estructura puede modificar y adaptar su forma para girar y optimizar la eficiencia. La idea que hay detrás de este diseño es lograr crear una simbiosis entre la máquina y el humano. El resultado es, por ahora, tan solo una representación digital, no un prototipo de demostración.
En los diseños y el vídeo de Spirit se adivina la forma de una motocicleta en su geometría visual, aunque ahí se acaban todos los parecidos. El cuerpo de la motocicleta es en realidad un esqueleto que, a diferencia de otras motos eléctricas que solo buscan un diseño atractivo, en este caso tiene funcionalidad. Las costillas que lo forman pueden moverse para adaptarse al movimiento que el piloto ordena, de manera que pueden contraerse o expandiéndose para girar o para ir más deprisa. Una vez más, un concepto extraído de la BMW Vision NEXT 100 cuyo bastidor Flexframe se extiende como una única pieza integrada y cuya flexibilidad permite realizar maniobras de giro sin las articulaciones típicas de las motos actuales.
Ya no se trata de una rueda clásica sino de tres “orbes” esféricos que permiten controlar el movimiento de la motocicleta y además son el alma de su sistema de dirección. Actúan como un motor paso a paso que convierte los impulsos eléctricos en desplazamientos angulares discretos. Su funcionamiento podía asimilarse al de un pequeño joystick de bola similar al que se montaba en los ordenadores portátiles que permitían dirigir el movimiento del cursor en función del impulso que se le da con el dedo. En este caso, el sistema es mucho más complejo, pero el principio de funcionamiento es similar.
El motor se sitúa en el anillo de una enorme rueda trasera. Una batería flexible que se sitúa a continuación se encarga de alimentar todo el conjunto. Está formada por una serie de celdas y se monta en el interior de un bastidor que también puede cambiar de forma para adaptarse a la de la batería. Este concepto retoma la ventaja de los combustibles fósiles, líquidos, que se adaptan a un depósito de manera que puede adoptar cualquier forma que le exija el vehículo.
Fuente: hibridosyelectricos.com