Explorando la Patagonia
La Patagonia es un territorio de 418,429 km², que comparten Argentina y Chile en la zona más austral de Sudamérica. Esta región comprende la parte sur de la cordillera de los Andes hasta el suroeste del Océano Pacífico, así como la zona este de la cordillera, a través de la meseta semiárida del Océano Atlántico.
Patagonia proviene de la palabra “patagón”, que usó Magallanes para describir a los nativos de aquellas regiones, a quienes veía como gigantes. La estatura media de los ibéricos de esa época apenas superaba el metro y medio, mientras que los patagónicos, que en realidad pertenecían a la tribu Tehuelche, medían en promedio 1.80 metros.
Desde que se le descubrió, la sola mención de la Patagonia ha despertado la fascinación por su belleza desolada y la emoción de ir tras lo desconocido.
En el profundo sur
Nos reunimos con nuestro grupo y pasamos la noche en Ushuaia, que ofrece lugares de belleza incomparable: la Bahía Lapataia, el Canal Beagle con sus islas, y el Parque Nacional Tierra del Fuego. En nuestro primer día en moto fuimos al parque, donde literalmente llegamos al «fin del mundo».
Fue nuestra primera oportunidad de probar nuestras máquinas; cada quien conducía una F 650 GS con motor bicilíndrico y 800 cc de desplazamiento. La F 650 GS es la moto perfecta para esta aventura, con su bajo peso de apenas unos 192 kilos, sus llantas con dibujo especial para proporcionar buena tracción sobre terrenos difíciles, y toda la potencia para atravesar las regiones montañosas. Los caminos de tierra y grava del Parque Tierra del Fuego resultaron ser una buena prueba para mostrar nuestras habilidades sobre la moto.
Por la tarde un crucero nos llevó al Canal Beagle, un estrecho en el archipiélago de Tierra del Fuego. Se ubica en el extremo sur del continente, y les pertenece tanto a Argentina como a Chile. Vimos islas rocosas en las que los leones marinos disfrutaban del sol.
Los paisajes de Darwin
Salimos del Parque Nacional chileno Torres del Paine para ir a otro punto fronterizo que nos regresó a la Argentina. Una nueva mezcla de caminos pavimentados y grava nos llevó a El Calafate, una ciudad amigable que cada vez crece más; se ubica a solo 80 kilómetros del dinámico glaciar Perito Moreno, el cual se enclava dentro del Parque Nacional los Glaciares. Poco después de haber entrado al Parque Nacional comenzó a llover.
Pilotamos 30 minutos zigzagueando en la carretera, hasta que por fin alcanzamos a ver la impresionante belleza natural de 30 kilómetros de largo, 5 km de ancho y 60 metros de altura del glaciar Perito Moreno; ninguno de nosotros estaba preparado para ver esta maravilla formada de hielo puro. Esperamos pacientemente hasta que vimos cómo se desprendió un gélido muro del glaciar.
Perito Moreno es uno de los tres glaciares de la Patagonia que están creciendo. Periódicamente, el glaciar avanza sobre el Lago Argentina en forma de ‘L’, formando una presa natural que separa las dos mitades del lago cuando llega a la orilla opuesta.
Como no hay ninguna vía de escape, el nivel del agua en el lado del Brazo Rico puede aumentar hasta 30 metros por encima del nivel del lago principal. La enorme presión producida por la altura del agua en la presa, finalmente rompe la barrera de hielo, provocando un fenómeno natural espectacular.
Al día siguiente nos dirigimos rumbo al norte, hacia la localidad de El Chaltén. Nuevamente, la carretera se fundía en una mezcla entre pavimento y grava que nos proporcionaba vistas espectaculares y oportunidades de fotografiar el Lago Argentina.
La aldea montañesa se halla al final de los 120 kilómetros de unas de las mejores carreteras asfaltadas de la ruta; entre amplias curvas, la carretera corre paralela al lago. A la distancia notamos que había una sombra en el horizonte; a medida que nos acercamos, esta creció y se transformó en las extraordinarias torres del Fitz Roy Range, adornadas con el campo de hielo patagónico de fondo.
Pasamos la noche en el pequeño y tranquilo pueblo de El Chaltén; quedamos maravillados con la magnitud del cerro Fitz Roy (3,440 m) que se ubicaba exactamente detrás de la aldea. Esta es una de las montañas técnicamente más difíciles para los alpinistas, no obstante hay jóvenes montañistas del pueblo aledaño que se entrenan para subirla. El nombre de Fitz Roy Range viene del capitán del barco que llevó a Darwin en sus exploraciones por el continente.
Los paisajes de Darwin
Salimos del Parque Nacional chileno Torres del Paine para ir a otro punto fronterizo que nos regresó a la Argentina. Una nueva mezcla de caminos pavimentados y grava nos llevó a El Calafate, una ciudad amigable que cada vez crece más; se ubica a solo 80 kilómetros del dinámico glaciar Perito Moreno, el cual se enclava dentro del Parque Nacional los Glaciares. Poco después de haber entrado al Parque Nacional comenzó a llover.
Pilotamos 30 minutos zigzagueando en la carretera, hasta que por fin alcanzamos a ver la impresionante belleza natural de 30 kilómetros de largo, 5 km de ancho y 60 metros de altura del glaciar Perito Moreno; ninguno de nosotros estaba preparado para ver esta maravilla formada de hielo puro. Esperamos pacientemente hasta que vimos cómo se desprendió un gélido muro del glaciar.
Perito Moreno es uno de los tres glaciares de la Patagonia que están creciendo. Periódicamente, el glaciar avanza sobre el Lago Argentina en forma de ‘L’, formando una presa natural que separa las dos mitades del lago cuando llega a la orilla opuesta. Como no hay ninguna vía de escape, el nivel del agua en el lado del Brazo Rico puede aumentar hasta 30 metros por encima del nivel del lago principal. La enorme presión producida por la altura del agua en la presa, finalmente rompe la barrera de hielo, provocando un fenómeno natural espectacular.
Al día siguiente nos dirigimos rumbo al norte, hacia la localidad de El Chaltén. Nuevamente, la carretera se fundía en una mezcla entre pavimento y grava que nos proporcionaba vistas espectaculares y oportunidades de fotografiar el Lago Argentina. La aldea montañesa se halla al final de los 120 kilómetros de unas de las mejores carreteras asfaltadas de la ruta; entre amplias curvas, la carretera corre paralela al lago.
A la distancia notamos que había una sombra en el horizonte; a medida que nos acercamos, esta creció y se transformó en las extraordinarias torres del Fitz Roy Range, adornadas con el campo de hielo patagónico de fondo. Pasamos la noche en el pequeño y tranquilo pueblo de El Chaltén; quedamos maravillados con la magnitud del cerro Fitz Roy (3,440 m) que se ubicaba exactamente detrás de la aldea. Esta es una de las montañas técnicamente más difíciles para los alpinistas, no obstante hay jóvenes montañistas del pueblo aledaño que se entrenan para subirla. El nombre de Fitz Roy Range viene del capitán del barco que llevó a Darwin en sus exploraciones por el continente.
Hospitalidad austral
Al día siguiente nos tomó 95 kilómetros regresar a la Ruta 40, la cual nos llevó a través de la remota ciudad de los Tres Lagos. Ese día vimos uno de los horizontes más extensos, parecía estirarse eternamente mientras nos dirigíamos a una bella y remota estancia argentina. Ahí nos convidaron a un tradicional asado, en que se cocina un cordero entero en las brasas. Esa noche fue una experiencia memorable, pues escuchamos relatos sobre la vida campirana en la Patagonia.
Su escasa población y gran riqueza natural, hacen de esta región un buen lugar para albergar a muchas especies de animales y plantas nativas. Es relativamente fácil encontrar guanacos, cóndores, flamencos y otros seres en su hábitat natural. Las principales actividades económicas son la cría de ovejas, la extracción de petróleo y el turismo. No es extraño mirar a través del paisaje y ver a los gauchos a caballo pastoreando sus ovejas. En todo el viaje recorrimos cientos de kilómetros de estancias argentinas.
Salimos de la estancia y continuamos nuestro camino hacia el norte por la Ruta 40. Algunos tramos estaban en construcción y tuvimos que rodearlos. Los últimos 128 kilómetros en Perito Moreno disfrutamos de una agradable y recién asfaltada carretera. Conocimos más de la famosa Ruta 40 atravesando sus amplias llanuras. El trayecto a Río Mayo fue aproximadamente de 130 kilómetros de grava, material de construcción, polvo y piedras. Este fue el día más largo del viaje, la primera parte fue la más difícil, hasta que llegamos a Esquel, una localidad ubicada en la provincia argentina de Chubut. Ahí disfrutamos de una noche apacible.
Tras el descanso en Esquel, pilotamos por la zona boscosa de montañas y lagos de Bariloche; la temperatura se elevó gradualmente y las carreteras se volvieron más reviradas y divertidas. Quedamos fascinados con la claridad del agua y ese ambiente de tranquilidad que solo existe en las montañas. Muy emocionados, navegamos entre las curvas de la cordillera; nos mantuvimos atentos a los anuncios de “Curvas peligrosas” y “Vaya despacio” que nos encontramos en el camino.
Mientras explorábamos la increíble ciudad de Bariloche, a orillas del hermoso lago Nahuel Huapi, y rodeada de grandes montañas, pensamos que bien podríamos haber llegado a los Alpes austríacos. Bariloche es famosa por su chocolate, su aire fresco y por su increíble paisaje.
Después de pasar una espléndida experiencia en Bariloche, partimos rumbo a la frontera; la primera parte de nuestro día manejamos por caminos bien pavimentados de asfalto, que nos llevaron a través del imponente Paseo de los Siete Lagos, el cual pasa por las hermosas localidades montañesas de San Martín de Los Andes y Junín de Los Andes. Al llegar nuevamente a territorio chileno, nos asombramos con los famosos árboles de rompecabezas de mono que crecen en esta región.
Desde la frontera hasta Pucón recorrimos unos 85 kilómetros, primero sobre grava suelta y curvas ajustadas, después sobre camino pavimentado. Los bellos volcanes y lagos hacen de Pucón un destino muy popular para los turistas que buscan vacaciones tranquilas, aunque también ofrece una gran variedad de deportes y actividades de aventura. Algunos de nuestros compañeros decidieron acudir a una excursión guiada al volcán Villarrica, mientras que otros prefirieron sobrevolar en avión esta zona.
Esta ciudad cuenta con tiendas y cafés a los que se puede llegar caminando. Nos reunimos para nuestra última cena en un bar de tapas para celebrar esta magnífica aventura; fue un momento de sentimientos encontrados. Los alimentos y restaurantes fueron estupendos durante todo el viaje; al igual que los lugares donde nos hospedamos, siempre agradables y con luz eléctrica. Pasamos 17 días juntos, recorrimos más de 4 mil kilómetros, hicimos nuevos amigos y archivamos recuerdos en nuestra memoria para toda la vida.
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Sobre la fotógrafa, Birgit Kehr.
La fotografía es el arte más fino que refleja el mundo que solo puede ser visto por el fotógrafo.
La creación de fotografías no es tanto un pasatiempo como una pasión por expresar una forma de pensar, necesidades, devoción y perspectiva. La composición de un tema fotográfico depende de mi estado de ánimo y de cómo me gustaría expresarlo. A través de un acercamiento especial a un sujeto, la luz y la composición, lo ordinario se transforma en algo extraordinario. Mi pasión es fotografiar motos… de preferencia en movimiento.