Después de 12 años de pensar en esta expedición, se nos cumple el gran sueño: llegar a un lugar donde poca gente en este planeta ha ido y muy poca ha buceado. Se trataba de Clipperton, la Isla de la Pasión (Île de la Passion).
Mi inquietud por ir se debía a que este atolón está casi a la mitad del océano Pacífico, y por la geografía del lugar, adonde convergen tres corrientes principales: la Californiana, la Ecuatorial y la de Humboldt. Esto permite que el atolón sea abastecido de mucho alimento acuático para generar vida de todos tipos.
Después de años de buscar la fórmula, ¡por fin la encontramos!
Realizamos una serie de preparativos para que esta expedición fuera segura, ya que íbamos a internarnos en el mar durante cuatro días, para bucear tres y regresar en otros cuatro días. Fuimos la cuarta expedición subacuática formal que va a esta isla en toda su historia.
La primera fue de Cousteau.
El objetivo de esta expedición era explorar su biodiversidad subacuática, y generar un documental que apoyara a la conservación del mismo.
Dentro de nuestro equipo iban: biólogos, un director de cine, un investigador, camarógrafos de tierra y subacuáticos: Todos ellos buzos.
A la mar…
Día uno: salida de DF hacia Acapulco; a la llegada, verificamos todos los últimos detalles de la expedición, especialmente los de seguridad y rodaje.
3 PM: salida del puerto hacia Clipperton. En esta salida recibimos un gran regalo del mar, que fue ver ballenas jorobadas cruzando el océano cercano a la costa.
Días dos, tres y cuatro: durante dos días vimos cientos de tortugas golfitas que flotaban en mar abierto, buscando alimento, como medusas y peces; es muy gratificante ver que las labores en pro de la conservación de estas tortugas se vean claramente reflejadas en el mar. En esta travesía estábamos estudiando los posibles lugares de buceo e investigación de la isla, pero hasta estar ahí no podríamos tomar la última decisión. Todos los integrantes del grupo, cada día, estábamos incrementando nuestra adrenalina cuando ya faltaba menos para llegar al lugar prometido. ¡No lo podíamos creer!
Día cinco: ¡Por fin este era el día prometido! A las 2 PM nos avisa Otto (integrante del grupo) ¡Clipperton a la vista! Y toda la expedición corrió emocionada a la proa, a ver con binoculares el risco de 28 metros. ¡Se veía a lo lejos en el horizonte! ¡Estábamos a dos horas de la isla! El grupo se juntó y nos comió la emoción de llegar y hubo hasta quienes lloramos por ver tan cerca el gran sueño.
Al acercarnos a la isla, notamos que nos empezaron a rodear cerca de 40 delfines, y que nos escoltaron a darle la vuelta a la costa; esta era la bienvenida más emotiva que podíamos recibir; y luego vimos unas mantas saltar como de alegría porque llegábamos. ¡Y claro que era una bienvenida, pues el objetivo de este viaje era totalmente promover su conservación!
Anclamos en la parte protegida, y preparamos los equipos para que al día siguiente estuviéramos listos para las primeras inmersiones.
Día seis: nos levantamos muy temprano a desayunar y estar listos con cámaras y equipo para hacer nuestra primera inmersión. ¡El tiempo había llegado!
Al descender vimos un arrecife virgen con varias especies de corales, que empezaban desde la superficie hasta 30 metros de profundidad, con una población muy densa, inclusive había coral más profundo pero ya en menor cantidad.
En este día que realizamos tres inmersiones, también vimos cardúmenes de jureles, meros de piel, muchísimas morenas, y otro cardumen enorme de cirujanos, bueno el lugar se veía totalmente vivo. Cuando volteamos para arriba, nos pasaron hasta 15 tiburones martillo y hacia los costados vimos un tiburón punta plateada y varios sedosos. ¡Era un acuario!
Estas primeras impresiones fueron impactantes para todo el grupo, ya que no sabíamos lo qué íbamos a encontrar, además de que contábamos con agua muy clara: teníamos más de 60 pies de visibilidad.
Este día confirmábamos que sí, el lugar era un paraíso, virtud que los otros tres documentales que se han filmado en el lugar nunca presentaron; sabíamos que al rodar el nuestro íbamos a abrir los ojos del mundo hacia este gran sitio.
Día siete: esta jornada decidimos tomar en nuestra primera inmersión un muestreo de los corales, en cuanto a densidad y variedad, a través de los biólogos (el resultado del estudio está en proceso) y cuál fue siendo nuestra sorpresa, que al estar todo el grupo abocado a esta labor, nos pasa de frente un gran tiburón tigre de cuatro metros.
Esto nos dejó boquiabiertos. Es un gran animal, difícil de ver y ahí lo teníamos enfrente de nosotros. ¡Traíamos la adrenalina a todo! ¡Y por el otro costado nos pasan cinco tiburones martillo!
Antes del segundo buceo, notamos que el barco estaba rodeado de más de 30 delfines que daban vueltas; decidimos bajar en snorkel y filmar este evento magno: parecía que los animales sabían a lo que íbamos y así lo creo personalmente.
Por la tarde emprendimos la exploración de la isla; fue complicada, ya que no hay accesos fáciles y las olas son de mar abierto, entre corales y muy fuertes, pero le encontramos el modo. Es un atolón de aproximadamente cuatro km de largo por dos km de ancho; vimos muchísimos pájaros bobos y fragatas. En el centro había una laguna con agua sulfurosa, tomamos unas muestras; había mucha palmera y en un costado una roca de enorme de 28 metros. Con un manglar alrededor, además de varios naufragios que se quedaron en esta lejana isla, nos resultó impactante pisar este atolón, donde hace cerca de 90 años quedaron unos náufragos mexicanos durante más de un lustro, a quienes el gobierno mexicano mandó para proteger el terreno nacional. Todo para que a la postre lo hayamos perdido ante Francia. Además, en la isla encontramos mucha basura, que flotaba en el mar antes de llegar ahí, lo que prueba que las corrientes convergen en esta isla: había basura de América y de oriente, y no vimos ningún barco pesquero.
Día ocho: este día decidimos hacer tres buceos, ya que eran los últimos, y el mar nos regaló todo lo mejor de sí. En los tres buceos vimos mucho de lo mejor del viaje. Concluimos viendo seis especies de tiburones: tigres, martillos, sedosos, galápagos, punta blanca y punta plateada. Y en grandes concentraciones, de hecho presenciamos un frenesí de alimentación de sedosos, galápagos y punta plateada, buscando presas como desesperados, y nosotros ahí enfrente de ellos, filmando en HD. Nuestras paradas de descompresión eran siempre con cuatro a o seis tiburones sedosos, dándonos vueltas y en una ocasión, siguiendo a unos tiburones sedosos, nos topamos con que iban sobre un cardumen inmenso de atunes para acorralarlos y comérselos. Eso fue un gran espectáculo.
Días nueve, diez y once: fue una travesía donde todo el grupo estaba disfrutando de lo que habíamos vivido, y dos días antes de llegar a Acapulco volvimos a ver cientos de tortugas en alta mar. El océano fue muy bueno con nosotros, estaba muy tranquilo.
Día doce: llegamos a Acapulco a las 4 PM, llenos de júbilo por haber logrado esta expedición y que fuera un éxito. Anclamos el barco a media bahía y ahí brindamos todos los miembros del grupo.
Con estos materiales elaboraremos un gran documental, que se presentará en diversos festivales de filmación subacuática. Esperamos así llamar la atención del mundo para que aquel paraíso marino se conserve tal y como lo dejamos.
Por Luis Sánchez