Después de una larga charla de café, hemos decidido salir de viaje a un lugar lejano y espectacular. Este viaje incluirá un momento muy especial, pues tendremos la oportunidad no sólo de transportarnos en avión y moto, sino también en camello.
Es por ello que la decisión fue ir a Marruecos, no sin antes visitar una parte del sur de España.
Una vez definido el destino, y por supuesto la mejor época para que no hiciera tanto calor, empezamos por pensar quiénes iríamos al viaje, y eso fue muy fácil, pues simplemente lo comentamos con los que salimos cotidianamente. Así que de inmediato se armó un grupo de cinco viajeros con sus respectivas esposas, para hacer más interesante el trayecto.
Y para que conociéramos a más personas, a Luis Vizcarra se le ocurrió invitar a unos extraordinarios amigos de Oaxaca, quienes sin pensarlo prefirieron el viaje al sur de España y Marruecos a la convención anual que se organiza entre los motociclistas BMW, por lo se encargó el mencionado Luis Vizcarra de hablar con un extraordinario guía, quien nos podría llevar para conocer lo espectacular de la región que escogimos.
Hubo varios itinerarios, inclusive se consideró una parte de Portugal, pero a la postre se decidió que sólo iríamos al sur de España, a Andalucía y a una parte de Marruecos.
Finalmente el grupo se integró con las siguientes personas: Luis Vizcarra y Adriana, Luis Vizcarra Jr., mejor conocido como Macaco; Rubén Tenorio y su esposa Aurora;Enrique Autrique y Rocío; Tony Díaz y Edna, Miguel Escobar y Marisol; Pedro Luis Candiani y Geraldin; Luis Sánchez Ramos y Claudia; Raúl Serrano Díaz, y por último Poncho Gómez y María.
De Andalucía al África
Llegamos el 27 de octubre a Sevilla, que es la capital de la provincia homónima y de la comunidad autónoma de Andalucía. Es también la ciudad más poblada de Andalucía, la cuarta de España después de Madrid, Barcelona y Valencia.
Su casco antiguo es el más extenso de España y uno de los tres más grandes de toda Europa, junto a los de Venecia y Génova. Su patrimonio histórico y monumental, así como sus diversos espacios escénicos y culturales, la convierten en una de las principales ciudades receptoras de turismo. Entre sus monumentos más representativos se cuentan la Catedral –que incluye la Giralda– el Alcázar, el Archivo de Indias y la Torre del Oro. La Unesco ha declarado a los tres primeros Patrimonio de la Humanidad.
Después de disfrutar de tan bella urbe, el 28 de octubre salimos con destino a Jerez de la Frontera-Algeciras, para tomar el ferri y cruzar por el estrecho de Gibraltar rumbo a Ceuta, que aunque está en el continente africano sigue siendo España; una vez que desembarcamos y cruzamos la pequeñísima Ceuta, llegamos a la frontera con Marruecos y la pasamos sin contratiempos, dirigiéndonos a Tánger.
Como escribía en un post anterior, aquí comienza esta miniserie con anécdotas experiencias y algún consejo para viajar por Marruecos en moto.
Una vez cruzada la frontera lo primero suele ser ir a una oficina de cambio de moneda, aunque en cualquier hotel de cierta categoría podrá hacerse igualmente, en las mismas condiciones. En muchos establecimientos y en todas las gasolineras puede pagarse en euros, eso sí con un tipo de cambio ligeramente a su favor, pues la moneda marroquí es el Dirham (Dh).
Conducir por la ciudad no es especialmente complicado, hay bastante tránsito pero nos tocó muy fluido. Hay muchos guardias y todo está bien señalizado; resulta fácil encontrar el hotel en Tánger, ya que la mayoría de éstos se ubican en la avenida principal, o bien en la salida hacia otro destino.
Es una ciudad chocante, a veces podría parecer que se está en alguna ciudad española por su arquitectura y urbanismo. Denota fuertes influencias de su pasado internacional. El viajero se da cuenta de dónde está por el atuendo de algunas de sus gentes.
En este recorrido no nos detuvimos mucho en Tánger, ahí solamente pernoctamos, pero desde luego, la ciudad se merece un recorrido más a fondo. Su Kasbah, los jardines del Sultán o la catedral española, serán entre otras las paradas obligatorias para el próximo viaje, aunque tengo que confesar que sí las visitamos, si bien fueron unos vistazos muy cortitos y por fuera.
Nos limitamos a un pequeño paseo nocturno y a la primera toma de contacto con el tajine, plato omnipresente en cualquier cena, desde ahí hasta el final del viaje. También se le llama tajine al recipiente donde se prepara el manjar. El tajine consta de una base redonda, sobre la que se cocina la comida, y una tapa cónica con salida para el vapor, que se coloca generalmente una vez que ya se ha cocinado el platillo, a fin de que se mantenga caliente. También descubrimos la cerveza “Casablanca”, dulce y aromática, que puede encontrarse casi exclusivamente en los hoteles.
Una miradas a la historia
De Tánger salimos el 29 con destino a Rabat, que es la actual capital de Marruecos. Pasamos por Larache, Souk-el-Arba, Kenitra, y finalmente llegamos a Rabat. Durante el trayecto no dejó de llover, por lo que decidimos que era mejor subirse a la autopista pues caía un auténtico aguacero.
Ya en Rabat nos dimos el gusto de conocer el mausoleo de Mohammed V: es el monumento más emblemático de la capital marroquí. Está en la vecindad de la mezquita Hassan, y abriga la tumba de Mohammed V, el padre de la independencia de Marruecos.
Mohammed V permanece muy querido de los marroquíes, lo estiman mucho. Quería tanto a su país y a su pueblo, que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Marruecos era una colonia francesa, y los judíos marroquíes, como los judíos de Francia, tenían que ser deportados a los campos de concentración, este rey musulmán dejó saber que ya que los judíos eran tan marroquíes como todos los demás, si los mandaban a los campos lo tendrían que mandar a él también. Al final no mandaron a nadie y los judíos vivieron.
El mausoleo está frente al océano Atlántico, la tumba está hecha de marfil blanco precioso, y el techo está cubierto de tejas verdes, como el verde de la bandera marroquí, que es el color real. Se erigió con absoluto respeto a la tradicional construcción de las demás tumbas reales.
Al lado del mausoleo, se levanta la mezquita Hassan, en el mismo recinto. Ahí se celebran las ceremonias nacionales, en presencia del rey Mohammed VI. Como las demás mezquitas del país, aparte de la de Casablanca, no se pueden visitar. Sin duda, el mausoleo es el monumento representativo de Rabat, y para mi gusto el más bonito. Alberga la tumba de Hassan II y la de su padre. También será el lugar donde sepultarán al actual Rey, Mohamed VI.
Está custodiado por varios guardias con capas blancas y fusiles muy ornamentados, además de soldados a caballo. Se pueden tomar fotos sin problema, siempre que se guarde silencio en señal de respeto.
Recomiendo su visita exterior por la noche, por la manera cómo resalta en la oscuridad de Rabat este monumento, visible casi desde cualquier punto de la ciudad.
Nos comentan que a Rabat, pese a no ser la ciudad más importante de Marruecos, se le designó como la capital precisamente por eso, para que si hubiera disturbios, movimientos sociales o de cualquier tipo, éstos no entorpecieran el quehacer diario de las grandes ciudades.
Después de disfrutar esta parte de la capital, salimos con destino a Marrakech, una de las ciudades más importantes de Marruecos; está en el sur del país, al pie del Atlas, a 466 metros sobre el nivel del mar. Posee numerosos monumentos patrimonio de la Humanidad, lo que la convierte en el principal atractivo turístico del país.
Descalzos en las dunas
Pero como todo en esta vida, se acabó nuestra estancia en aquel maravilloso hotel y salimos con destino a Arfoud, donde estaríamos una noche para que al día siguiente pudiéramos dar una vuelta por las dunas a bordo de una 4×4 y también montados en un camello. En este sitio pudimos observar las dunas y disfrutarlas. Ahí comprobamos lo gigantesco que es el desierto y lo que este significa para los lugareños, pues lejos de ser una zona árida y desolada, es lo más espectacular y turístico de la región. En pleno mes de noviembre hace calor, pero a pesar de ello era un placer caminar descalzo por la arena de las dunas, de diferentes tonos de rosa y naranja, un verdadero espectáculo.
Después de esa maravillosa experiencia, salimos con destinos a Fez, que es la capital espiritual de Marruecos y donde está la medina, la inmensa ciudad medieval, con callecitas que solo se pueden recorrer a pie, y por las que forzosamente hay que ir con guía, porque resulta facilísimo perderse. En Fez vive el actual Rey Mohamed VI. Fez es una de las grandes ciudades imperiales de Marruecos; embruja con sus encantos y sobre todo con su gente, muy amable. Hay un contraste enorme entre las riquezas de la realeza y el resto del pueblo. Sin embargo, un dato importante es que todos aman al rey y no admiten críticas sobre él. Fez fue una de las capitales de Marruecos, como lo demuestra el hermoso palacio que solo puede admirarse desde el exterior. Allí se aloja el rey. Cuando se visita la ciudad, únicamente pueden observarse las puertas de bronce doradas, las tejas verdes, una plaza, los jardines, y la mezquita. Pero lo más grandioso por su originalidad son las propias calles de la medina de Fez.
Hay que recalcar que a la entrada y salida de cualquier ciudad o pueblo en Marruecos siempre hay cuando menos una patrulla, lo que propicia que todo mundo modere o baje su velocidad, y entre a las ciudades o pueblos despacio, evitando accidentes, lo cual es admirable porque no me acuerdo haber pasado un solo tope en todo nuestro recorrido por Marruecos, lo que le dio un plus al viaje, ya que estar parando en cada tope vuelve más cansado y tedioso cualquier trayecto.
Desde Fez emprendimos nuestro regreso a España. Pese a que resultó un día muy largo y cansado, por tener que pasar la frontera, tomar el ferri y llegar hasta Ronda, el cansancio no hizo gala de su presencia, pues esta pequeña ciudad española, situada en el noroeste de la provincia de Málaga, es un verdadero placer. Es hermosísima, extraordinariamente limpia y con una comida como para chuparse los dedos.
Ronda tiene su origen en la Arunda romana, que se constituiría a partir de asentamientos ibéricos existentes. Los visigodos le dieron continuidad hasta la llegada de los musulmanes, quienes consolidaron su papel de cabecera comarcal y su entidad urbana. Pudimos observar los edificios del centro histórico, que le confieren a la ciudad una panorámica pintoresca; ello se suma a su variedad de monumentos, por lo que Ronda nos asombró verdaderamente por su maravillosa belleza.
Vestigios de Roma
Nuestro siguiente destino era Granada, que es una ciudad muy antigua, emplazada en una amplia depresión intrabética, formada por el río Genil y por el piedemonte del macizo más alto de la península Ibérica, la Sierra Nevada. Por esta cadena pudimos dar un paseo muy experimental, por la densidad de la neblina y la lluvia. Pasamos por unas curvas muy pronunciadas pero con muy buen trazo.
No pudimos salir de Granada sin visitar la Alhambra, un conjunto lleno de historia, pues es el Palacio de Carlos V. Se trata de un majestuoso complejo palaciego y fortaleza que alojaba al monarca y a la corte del reino nazarí de Granada. Por último, y para concluir nuestro viaje, visitamos Córdoba, la tercera ciudad de Andalucía tanto por tamaño como por población, solo por detrás de Sevilla y Málaga. Hoy es una urbe de tamaño medio, en cuyo casco antiguo aún pudimos contemplar edificaciones con elementos arquitectónicos de cuando fue la capital de la Hispania Ulterior, en tiempos de la República Romana, o de la provincia Bética durante el Imperio Romano, y del Califato de Córdoba, durante la época musulmana, cuyos dirigentes gobernaron gran parte de la Península Ibérica. Según los testimonios arqueológicos, la ciudad llegó a contar con alrededor de un millón de habitantes hacia el siglo X. Era la ciudad más grande, culta y opulenta de todo el mundo. Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, aunque diez años antes, en 1984, lo había sido la Mezquita-Catedral de Córdoba. La mezquita convertida en iglesia es realmente maravillosa y vale mucho la pena visitarla.
Ya de regreso a Sevilla, paramos en un lugar llamado Carmona, en donde disfrutamos de su abundante y extraordinaria arquitectura religiosa, civil y militar, que hace de Carmona una ciudad monumental. Es en Carmona en donde existen los templos más grandiosos de la Hispania romana, de la cual quedan fragmentos de los capiteles de mármol y tambores de los fustes, aparecidos en un lugar próximo a la plaza de San Fernando. El “recinto amurallado” también es de origen romano, y ofrece un testimonio elocuente de la importancia de la ciudad; en este recinto destacan la “Puerta de Sevilla”, que reformaron los árabes en su parte exterior, y la “Puerta de Córdoba”, que también se transformó en la época moderna.
Esta fue nuestra última parada del viaje, pues de ahí salimos directamente a Sevilla, en donde terminó nuestro recorrido en la motocicleta. Después del extraordinario viaje a Marruecos y el sur de España a bordo de nuestras motocicletas, los participantes emprendimos nuestro regreso, porque se avecinaba una huelga general en España.