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Mr. Hicks: Video blogger de la aventura

Mr. Hicks: Video blogger de la aventura

BM: ¿Qué fue lo que te motivó en primera instancia a tomar tu motocicleta y viajar por el mundo?

Mr. H: El deseo de aprender, de conocer, de encontrar gente nueva.

Viajar es una de las maneras más intensas de vivir, es como pisar el acelerador de la vida. Aunque solo se viaje durante unos meses, es seguro que darán para años y años de anécdotas y recuerdos. Es además una de las mejores escuelas que podemos encontrar: nos enseña cómo funcionan el mundo y la gente, nos hace salir de nuestra zona de confort y buscar nuestros límites, crecer como personas, conocernos a nosotros mismos.

En mi caso, era un tipo normal hasta que decidí averiguar qué se siente cuando, en vez de dejarse llevar, uno construye su propio destino. Por el momento no puedo quejarme; las dudas que tenía al principio las he cambiado por sueños. Mis temores los he cambiado por anécdotas, y las respuestas que creía tener sobre el mundo, las he cambiado por preguntas nuevas que no sé si podré responder, pero que me hacen valorar mucho más lo que ya sé y lo que ya tengo.

BM: ¿Existen requerimientos para ser viajero?

Mr. H: Yo pienso que para ser viajero no hacen falta más que ganas de viajar.

Hay tantas maneras de viajar como personas. La vida en sí ya es un camino y cada uno lo recorre a su manera. Todos somos de alguna forma viajeros de la vida, tanto los que nos movemos como los que no. Todos somos diferentes y cada uno tiene su propio prisma para ver el mundo. Para ser viajero, solo hay que tener un camino por recorrer y ganas de aprender de él.

BM: ¿Cuáles serían, desde tu perspectiva, las dos principales características que debe tener un viajero?

Mr. H:Yo creo que cualquiera puede disfrutar de un viaje, aprovecharlo en lo personal, independientemente de cuáles sean sus cualidades. Pero si tengo que quedarme solo con dos características que pueden ayudarte a aprovechar tu viaje mucho mejor, diría: la apertura de mente y la humanidad.

BM: La cultura y el arte, la gastronomía, la naturaleza y la sociedad cambian de forma radical en cada continente o provincia, ¿cuál es el mejor consejo para adaptarse y fluir en los distintos espacios?

Mr. H: Cuando se viaja hay que estar abierto a nuevas maneras de ver el mundo. Hay que estar preparado para ser tolerante, para hacer cosas de diferente manera a como estamos acostumbrados. El que viaje y espere encontrarlo todo como en casa, lo va a pasar mal. Hace falta dejar atrás los prejuicios y costumbres, para adaptarse a lo que traiga el camino. No tener prisa por volver a lo conocido, sino conocer lo que es diferente.

La historia de un viaje, será en gran medida la historia de la gente con que nos toparemos en él. No existe un viaje en el que uno no interactúe con gente (y si existiera, no sé si yo querría hacerlo). Es primordial tener capacidad de empatía y respetar al prójimo. Saber demostrar afecto y saber apreciarlo cuando lo encontremos. Aprender de los demás y llevarnos un pedacito de cada persona que conozcamos. Una lección, un recuerdo, una muesca en el corazón, algo con que llenar el alma.

BM: ¿Cuáles son las principales dificultades de rodar solo?

Mr. H: Rodar solo tiene ventajas e inconvenientes. Los segundos son obvios, si pasa algo malo, si tienes un problema, no hay nadie para ayudarte en primera instancia. Aunque en realidad, cuando surge un problema, por remoto que sea el lugar y pintoresca que sea la situación, siempre aparecerá un buen samaritano dispuesto a darnos auxilio. El 99% de la gente en el mundo es buena y se portará bien contigo. Especialmente si vas solo.

Pero viajar solo también tiene ciertas ventajas.

Desde el punto de vista práctico, no hay que rendirle cuentas a nadie ni acomodar horarios o preferencias. Uno hace lo que quiere cuando quiere. Cuando se supera ese primer momento de miedo a la soledad, lo que se encuentra es una sensación de libertad como pocas otras experiencias pueden darte.

Viajar con alguien es una muy buena manera de llegar a conocerle muy bien, y viajar solo es una muy buena manera de conocerse a uno mismo. Resulta muy curioso descubrir cosas nuevas o confirmar sospechas sobre uno mismo, fijándose en qué es lo que uno busca cuando está solo. Lo que se echa de menos, lo que no se necesita. Lo que se recuerda, lo que se olvida o lo que nos da miedo.

BM: Háblanos de tu motocicleta, ¿cómo se llama?, ¿cómo te topaste con ella?, ¿por qué la elegiste?

Mr. H: Mi moto es una BMW R1200 GS del 2010, blanca con rines de rayos y con las maletas de aluminio del modelo Adventure. Por lo demás, está prácticamente como viene de serie. Se llama Lucía y estoy muy muy contento con ella.

La compré de segunda mano a IMTBike, una empresa de alquiler y tours en motos BMW para la que trabajé un tiempo en 2010. Tenía 25.000 kilómetros cuando la recogí, aunque yo mismo le había hecho el rodaje mucho antes, cuando la empresa la adquirió. Ahora tiene 119,000 Km y ha vivido mucho más que muchas de sus compañeras de fábrica.

Me gusta mucho mi moto. Es fiable, es cómoda y aunque en algunos tramos hubiera preferido tener algo más pequeño y más orientado a off-road, la mayoría del tiempo es la moto perfecta. La versatilidad de la GS está fuera de toda duda, y realmente hay pocos terrenos donde se quiera meter uno en un viaje de larga duración, y en los que la GS no pueda dar la talla.

BM: Conforme a tu experiencia, ¿por qué las motocicletas BMW funcionan para los viajes?

Mr. H: Bueno, a mí nadie me paga por hablar bien de las motos BMW. Pero también es cierto que no hace falta que yo diga que son motos excepcionales. El diseño, la construcción y la calidad, tanto de materiales como de acabados, son de primera línea. La experiencia de conducción de la 1200 es inconfundible y cumple con las más altas expectativas.

Aparte de la fiabilidad, también destacaría la comodidad y la capacidad en general de la moto. Va sobrada en casi cualquier circunstancia y eso se nota. La mecánica sufre menos y el viaje resulta más cómodo cuando nunca faltan ni potencia ni espacio de carga.

BMW está prácticamente por todo el mundo. Conseguir piezas o servicios no resulta tan complicado como mucha gente cree. Y en los lugares (pocos) donde no hay un servicio oficial, la popularidad de la moto hace que sea posible que algún mecánico local la haya visto antes y esté familiarizado.

BM: ¿Podrías relatarlos alguna de tus experiencias por México?

Mr. H: Mi paso por México ha sido sin duda una de las mejores etapas de mi viaje y no lo digo porque Bóxer Motors sea una publicación mexicana. Lo digo porque es verdad.

Tenía pensado quedarme un mes más o menos, ¡y finalmente estuve tres!

Entré en México desde los EUA por Tecate y recorrí la Baja California durante los días en que se celebraba la Baja 1000. El ambiente en Ensenada y en otros sitios del recorrido mereció la pena. La Baja California es sin duda uno de los lugares más peculiares que he visto en todo el mundo; paisajes de película, playas maravillosas, una mezcla cultural y un ritmo de vida muy particulares.

Pasé también por Guanajuato, donde aprendí sobre minería, me perdí entre túneles y visité las momias. Después estuve en San Luis de Potosí, que me encantó y de ahí a Ciudad Valles, donde hice base unos días para visitar las maravillas de la Huasteca Potosina. Me impactó especialmente la cascada de Tamul.

En mi camino al DF pasé por Querétaro, pero antes tuve la oportunidad de alucinar con las construcciones de Edward James en Xilitla y de visitar El Sótano de Las Golondrinas.

La Ciudad de México y sus alrededores me sorprendieron tanto y tan positivamente que decidí exprimirles al máximo. Visité Coyoacán, Teotihuacán, Xochimilco. Visité el magnífico Museo de Antropología. Recorrí los barrios más emblemáticos, fui a la lucha libre y sobre todo, con lo que me quedo del DF, conocí un montón de gente maravillosa a los que contaré como amigos para siempre.

Después de pasar casi un mes en el DF, reanudé mi camino para visitar Puebla y Oaxaca. Vi el Árbol del Tule, comí chapulines y continué rumbo a Chiapas por La Ventosa, donde casi salgo volando por el viento.

Desde Chiapas, tras ver lugares mágicos como El Cañón del Sumidero o San Cristóbal de las Casas, seguí rumbo al Yucatán, maravilloso. Visité Palenque y Chichén Itzá. Después de bañarme en un cenote, acabé en Tulum. Desde donde llegué a Belice para salir de México.

A México lo llevaré siempre en el corazón por la gente que me acogió, los amigos y las maravillas que ofrece al viajero. Espero volver pronto.

BM: Sabemos que eres un “bloguero” famoso, que hablas de tus aventuras, cuentas con videos muy interesantes de la vida y tus rodadas, ¿has pensado en algún momento realizar algún largometraje con la compilación de todos estos mini-videos, o crear algún guion para película?

Mr. H: Agradezco el comentario, pero yo no diría que soy famoso. La fama es sin duda otro nivel. Me basta con que haya gente que se entretenga con mis vídeos y eso sí es satisfactorio. Aunque sea en pequeña escala. Mis vídeos son un batiburrillo de momentos, pensamientos y opiniones, una especie de charla interior hecha pública, por lo que sería complicado rodar un largometraje a partir de ellos. Pero lo que sí tengo en mente es publicar más o menos todo el material inédito que tengo en orden cronológico; no he publicado ni el 20% de lo que he grabado, así que habrá MrHicks46 para rato.

BM: ¿La globalización ha repercutido de manera positiva en viajar por las carreteras?

Mr. H: La globalización ha repercutido mucho en la forma de viajar. No sabría decirte si para bien o para mal. Lo cierto es que es mucho más fácil sentirse familiarizado con el entorno ahora que hace 20 años. Mucha gente cree que al salir de su país va a ver cambios por todas partes y a veces sorprende lo poco que hay de diferente, o mejor, lo mucho que tenemos en común. Por ejemplo, es prácticamente imposible encontrar un solo restaurante donde no haya Coca Cola. En la mitad de Mongolia, en Kyrgyzstan, en Bolivia… ¡Da igual dónde! Siempre habrá Coca Cola.

BM: Si te encontrarás contigo mismo de niño, ¿qué le platicarías?

Mr. H: Que las mejores cosas de la vida están siempre detrás del miedo.

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