Hombre del enduro con muchas victorias, viajero infatigable, hombre familia y de empresa, Ricky Godoy es una de las principales figuras del motociclismo en América Latina. Es sobre todo un hombre que se define como amigo de las máquinas de dos ruedas, de los viajes, de la gente que va conociendo a través de sus andanzas. En esta entrevista, relata algunas de sus muchas vivencias en el mundo del motociclismo.
Boxer Motors: Tenemos entendido que a los nueve años, hubo una vivencia muy especial, que marcó el primer contacto de Ricky Godoy con las motocicletas. ¿Puede relatar esa anécdota? ¿En qué época sucedió?
Ricky Godoy: Mi Padre, que es un gran maestro relojero experto en restauraciones, recibió como parte del pago por la reparación de un valioso reloj, que tenían unos sacerdotes alemanes, una magnífica Zündap. La guardó bien escondida en la cochera de nuestra casa. Por aquellos años, yo tenía nueve de permanencia aquí en esta Tierra, y como buen niño curioso, un día descubrí que a mi Viejo se le olvidó cerrar con llave la cueva de los tesoros; me introduje de inmediato, linterna en mano para no levantar sospechas. Mis manos infantiles no se daban abasto con tanto tesoro que iba viendo y tocando, de pronto, con la luz de la linterna enfoqué, algo semejante al foco de una de esas bicicletas muy antiguas de marca Monarch. Me apresuré a sacar todo lo que estaba sobre el extraño bulto, ¡y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con una verdadera motocicleta! Era un sueño, la tocaba y no podía creerlo… desde aquel momento nunca más pudieron bajarme de una moto.
BM: ¿Qué fue lo que resultó tan apasionante de las motocicletas?
RG: Es una pregunta que tiene muchas respuestas, pero creo que una de las razones principales es que lo llevo en mi información genética: ya en los años veinte mi bisabuelo Johann der Teufer (Juan Bautista) utilizaba una motocicleta y hasta participaba en alguna competencia en Alemania; luego sus hijos siguieron esos pasos. Uno de ellos era mi abuela Hildegard, que también andaba en moto; más adelante, en los años 50 y 60, mi padre viajaba en moto, es por todo eso que a la afición por la motocicleta, que es mi vida, la llevo en la sangre.
Uno de mis tíos, hermano de la abuela Hildegard, tuvo que someterse a una amputación luego de sufrir un accidente en la moto, y a pesar de eso continuó andando en esas máquinas, aunque ya con sidecar. En esa moto de vez en cuando nos llevaba a este servidor y a mi prima al colegio, era toda una aventura y no pasábamos inadvertidos en ningún lugar. ¡Gran piloto Carlos Grauschopf!
BM: Sabemos que ha viajado en decenas y decenas de motocicletas diferentes. ¿Cuáles fueron las primeras motocicletas? ¿Cuáles recuerda con mayor agrado? ¿Hubo algunas que resultaran problemáticas?
RG: Han pasado muchas motocicletas por mi espíritu, de la Zündap a una Yamaha GT 80; de ahí a una Yamaha 125 y muchas otras, hasta que apareció una que jamás olvidaré, me refiero a la mítica Yamaha XT 500, la máquina que dio el puntapié a las big trail o big enduro en el mundo; también pase por las motos de pista. Una que tampoco puedo dejar de mencionar es la Kawasaki Z 650, así como la Honda Goldwing 1000, también una Honda Four k con escape y manubrio Marving, una Harley-Davidson igualmente. Son tantas las motos… humildemente les cuento qué pasan de las 150, y cada una de ellas me ha dejado una experiencia inolvidable, cada moto tiene su qué sé yo, eso sí, no existe la moto perfecta, esa jamás se inventará …
BM: En alguna ocasión ha comentado que incluso su luna de miel fue en motocicleta, ¿era una experiencia usual en aquel entonces? ¿Existía ya una infraestructura que les facilitase el viaje a los entusiastas del motociclismo?
RG: Nos casamos muy Jóvenes Pilar y yo; en aquel tiempo la moto que teníamos era la XT 500; el negocio lo podíamos cerrar solo algunos días, así que desde luego, nuestra sencilla luna de miel iba a ser junto a nuestra moto, y el amor, es decir, perfecta. En esos tiempos no se veían motocicletas del tipo big trail. Partimos rumbo a la costa, naturalmente, siempre por la ruta más difícil, con mucha tierra. La ropa y la infraestructura que hay en la actualidad, no existían entonces, y debíamos ingeniárnoslas para pasar el menor frío posible. Llevábamos las herramientas y además el equipaje. La pobre Pilar llevaba a sus espaldas la mochila con todo. ¡Qué tiempos aquellos y cómo ha cambiado todo hoy en día para los viajes!
BM: ¿Cómo aprendió a manejar la motocicleta? ¿Se aprendía con los amigos y familiares? ¿Había oportunidad de tomar cursos?
RG: No para nada, mi Padre y unos primos me dieron algunos consejos, y de ahí a aprender en la calle; como joven inconsciente, realicé miles de temeridades, como por ejemplo asistir a carreras clandestinas en plena ciudad. Es que uno se cree inmortal cuando vive los 17 años en esta tierra y anda en su moto: se es el rey de la calle y se está viviendo un sueño. Gracias al Gran Jefe y a mis ángeles guardianes aún estoy acá.
BM: ¿Por qué era un sueño tan importante iniciarse en la modalidad de Enduro? ¿Es una vertiente que ofrece mayor libertad, un desafío mayor?
RG: Es que andar por entremedio de las montañas era mi sueño, poder llegar a lugares increíbles, atravesar ríos, cruzar bosques, llegar a pueblitos aislados en medio de la nada, conversar con los lugareños, tan especiales; todo eso era un sueño que con la moto de enduro podía materializar…
El Enduro es esencia del big trail o big enduro, y el mejor deporte de la disciplina del motociclismo para aprender a conducir muy bien la máquina.
BM: Entre tantas experiencias, expediciones y aventuras en motocicleta, ¿cuáles han sido las más memorables, las más importantes?
RG: Difícil pregunta, porque cada viaje, cada expedición, es una experiencia única e inolvidable. Me encanta cuando vamos solos, Pilar y yo en busca de nuevas rutas, por lugares solitarios y de gran dificultad conductiva. Es impresionante como ambos nos convertimos en uno solo, y danzamos sobre nuestra grandiosa máquina, como cuando se observa a una pareja bailando un magnífico tango.
Tampoco puedo dejar de mencionar mi primera incursión en el Amazonas con mi compadre Carlo de Gavardo. Fueron como 30 mil kilómetros. Asimismo, recuerdo mi primer viaje a la Patagonia, o cuando vi por primera vez el Salar de Uyuni, o cuando llevé la famosa revista española Moto Verde al Altiplano, o cuando observé desde las alturas, en Eslovenia, la bella Italia a lo lejos… son tantos viajes, tantas historias que algún día quedarán plasmadas en un libro…
BM: ¿Puede contarnos acerca de la expedición que emprendió junto con su compadre Carlo de Gavardo por el Amazonas? ¿Había caminos transitables? ¿Cómo se abastecían de combustible? ¿El clima y la flora fueron muy hostiles? ¿Tuvieron que aplicarse las múltiples vacunas que se exigen en estas expediciones? ¿Ya contaban con navegadores satelitales? ¿La alimentación y el agua significaron problemas serios? ¿Cómo los trataron los lugareños?
RG: ¡Qué pregunta! Y lo digo porque la respuesta podría convertirse en una verdadera novela, por lo tanto, seré breve en la respuesta.
Fue un viaje que nació en una simple conversación entre amigos. Hace ya como 19 años, Carlo me dijo que tenía unas tías en el Ecuador; vimos el mapa, comenzamos a planificar, y como ambos somos aventureros, por lo que el Gran Jefe decidió juntarnos en esta vida, nos potenciamos aún más.
Desde Santiago, por la ruta Panamericana, hasta Arica, había solo asfalto, por lo tanto, decidimos cubrir únicamente rutas de off road hasta Arica. En el Perú había que tener mucho cuidado porque estaba en boga el Sendero Luminoso. Cuando vimos bien el mapa, nos dimos cuenta de que el Ecuador tenía Selva Amazónica, por lo tanto, decidimos también cruzar el Amazonas desde Ecuador hasta el Perú, sin tener idea que en la Amazonia prácticamente no existen los caminos.
¡Locos, unos locos aventureros! Esta expedición es una verdadera novela que algún día escribiré, desde juntar el dinero necesario, conseguir las motos apropiadas –que fueron unas increíbles DR 800, de Suzuki– dejar a mi amada Pilar con José Pedro, nuestro primogénito, amén de las niñitas Isadora y Pilar, de apenas tres meses de llegadas a esta tierra. Nada de GPS, nada de teléfonos satelitales, nada de ropas especiales.
Fue una Expedición increíble, fue un aprendizaje de vida, una experiencia que muy pocos han vivido: compartir con los nativos de esta tierra, aprender de la Pacha Mamama, pasar momentos extremos, sufrir con el hambre y la incógnita de lo que se viene, la desesperación de no saber nada de nuestros seres queridos y la desconexión absoluta respecto al mundo civilizado.
BM: ¿Guardaron registros fotográficos y en video de esa expedición? ¿Han pensado en editar un libro con sus experiencias?
RG: Tenemos algunas fotos de esta expedición, pero lo más importante es un video que rodamos para nuestros patrocinadores de aquella época.
BM: ¿Esta clase de experiencias une más a los viajeros? ¿Las dificultades y los buenos momentos afianzan los vínculos entre amigos?
RG: Es obvio, un viaje así nos convierte en verdaderos hermanos, las vivencias extremas nos unen en un vínculo mágico e invisible, que estará ahí para siempre.
BM: ¿Cuáles son las mayores satisfacciones que le ha proporcionado este deporte?
RG: La vida misma, mi vida gira alrededor de este mundo, de la pasión, del equilibrio, esa es la mayor satisfacción; también que mi familia completa entienda y ame esto al igual que yo…
BM: ¿Cuál es la importancia que se le da al motociclismo en Chile y en Sudamérica en general? ¿Es una forma de transporte y de recreación muy extendida? ¿Cuenta con el apoyo de las autoridades y de la sociedad en general?
RG: Poco a poco el motociclismo ha ido ganando su espacio y reconocimiento en Chile y en Sudamérica en general, pese a que aún falta mucho por hacer. La moto es sin duda la solución para muchos problemas de traslados, de embotellamientos y por sobre todo, permite ganar un tiempo que se le puede dedicar a uno mismo o a la familia. En fin tiempo disponible que se podrá disfrutar en el mejoramiento de la calidad de vida. El trayecto en transporte colectivo, ida y vuelta a casa, demora entre dos y tres horas en mi país; ese mismo trayecto en una moto pequeñita demora un máximo de una hora o una hora y quince minutos: Esto significa que al mes uno tendrá mínimamente 30 horas más para uno mismo.
BM: ¿En Chile hay muchos libros, publicaciones u otros materiales dedicados al motociclismo?
RG: Hay solo una revista especializada de gran calidad llamada S Motos, y un gran programa de TV que se titula Mototemáticos, que difunden juntos unos amigos. Actualmente, va en el capítulo 97, con casi dos años en las pantallas de la TV por cable…
BM: ¿Qué tan importantes son en la actualidad los clubes de motociclismo en Chile y en Sudamérica en general?
RG: Muy pero muy importantes, porque es la forma de realizar muchas actividades recreativas, pero también la forma de exigir a las autoridades apoyo.
BM: ¿Puede platicarnos acerca de sus campeonatos nacionales? ¿Hubo alguno especialmente memorable?
RG: Sí, muchos se imaginan que corrí enduro por más de 20 años, pero los imborrables siempre serán los Six Days de EUA en Tulsa; los de España en Granada y en Portugal, exactamente en Coímbra.
BM: Participó en varios Campeonatos del Mundo SIX DAYS, que son famosos por sus duras exigencias ¿Cómo se preparó para ese desafío? ¿Cuáles fueron los resultados?
RG: Comencé el enduro como de 28 años, y al poco tiempo me situé en la sintonía de los buenos; siempre he sido disciplinado y para este deporte también. La preparación para los Six Days es dura y de muchas pero muchas horas de moto.
BM: ¿Cómo nació South Moto Adventures? ¿Cuál es su actividad principal? ¿Cómo lo ha recibido el público?
RG: Nació a raíz de una necesidad económica: un mal negocio con nuestra pastelería casi nos lleva a la quiebra. En esos momentos tan duros, Pilar me dijo que bastaba de trabajar en forma amateur con el mundo de las motos, y que profesionalizara este conocimiento, del que tengo mucha experiencia y respeto de mis pares.
Y así nació South Moto Adventures; pienso que cuando hay una necesidad de por medio uno le pone aún mayor enjundia para salir adelante.
BM ¿Recibe mucha correspondencia de los aficionados y de quienes quieren iniciarse en el motociclismo?
RG: Muchísima, tanta que muchas veces soy incapaz de responderla, lo cual no me gusta y trato de hacerlo aunque sea más tarde…
BM: Sabemos que, por su fama como piloto, recibió una invitación de Alemania para un curso de formación de instructores, ¿puede compartir con los lectores esa experiencia?
RG: Mis condiciones de buen piloto y mi experiencia de tantos miles de kilómetros, me acercaron al representante de BMW aquí en chile, y por intermedio de él, me enviaron a Alemania, a la Escuela de Instructores. Me recibieron con mucho cariño y respeto, sobre todo quedaron encantados cuando vieron mis expediciones y la forma en que conducía la moto. Un pequeño piloto (mido 1.68) que hacía lo que él quería con la imponente Adventure. Ahí nacieron grandes amistades, sobre todo con Tomm Wolf, Harald Puckelmeier y otras personalidades muy importantes de BMW Alemania.
Luego fui invitado a los cursos especiales para Pilotos Instructores de Elite que fueron muy buenos.
BM: ¿Cómo llegó a las máquinas BMW? ¿Qué es lo que le parece tan satisfactorio de las motocicletas que produce la casa de Baviera? ¿Influyó la tradición familiar?
RG: Sin lugar a dudas por la tradición familiar, mi bisabuelo era bávaro y fanático de BMW; siempre vi una BMW en mi vida.
¿Por qué adoptó posteriormente la KTM? ¿En la modalidad de enduro le resulta más adecuada?
RG: Él enduro fue prácticamente siempre en KTM, es una Moto perfecta para este deporte.
BM: Actualmente, se dedica a la preparación de los nuevos entusiastas del motociclismo, ¿puede contarnos acerca de estos procesos, del campo de entrenamiento?[/col][/row]
¿Cuál es la responsabilidad de un instruktor?
RG: La primera responsabilidad de un instruktor es entregar el conocimiento para que el piloto disfrute y llegue a ser muy anciano sobre la moto. Uno de mis sueños era contar con un campo de entrenamiento increíble y ahora lo tengo gracias a un amigo, Jorge Fontaine, quien es dueño de un gran campo muy cerca de donde vivo, donde practicamos enduro y big enduro… ahí me dejó diseñar un sitio de entrenamientos admirable, con pasada de ríos, arenas, puentes y todo lo que se nos puede aparecer en un verdadero viaje a campo traviesa, y muy humildemente puedo decir que es uno de los mejores del mundo.
BM: ¿Qué es lo que motiva a los aficionados a iniciarse en esta actividad?
RG: Sin duda ver viajes, ver como las personas disfrutan en su moto y este estilo de vida que conlleva la motocicleta, la libertad y conexión con el universo y con la tierra…
BM: ¿Tienen contacto los motociclistas chilenos con los de otros países? ¿Sería positivo que se estableciera y se mantuviese un intercambio con los de México, por ejemplo?
RG: Sería fantástico tener un intercambio con los pilotos de México, pienso que tampoco hay mucho contacto con los amigos de la moto del extranjero por parte de los chilenos.
BM: ¿En Chile, el motociclismo puede considerarse una actividad familiar? ¿Se han integrado ya en forma intensa las mujeres?
RG: Cada vez vemos más mujeres en motos, poco a poco van apareciendo, muy tímidamente, pero cada vez un poco más.
En lo que se refiere a competencias vemos a mucha familia apoyando al competidor y en los paseos también van apareciendo más padres con sus hijos.
BM: ¿Hay algún otro comentario?
RG: Creo que los amigos de México deben saber que actualmente estoy desvinculado con BMW Chile y el apoyo total me lo da KTM Chile.
BM: Muchas gracias.