Una de las motocicletas históricas del periodo de entre guerras, fue la BMW R 32, que se presentó en el Salón de París, en 1923. La máquina causó sensación y en ella estaban ya presentes los elementos que, incluso hasta nuestros días, le han dado su sello a los productos de la fábrica de Baviera: el motor transversal bóxer de dos cilindros, acoplado a un embrague y un cambio de velocidades, así como la transmisión por flecha, articulada a un engranaje cónico en la rueda trasera, lo que simplificó el desmontar la llanta en caso de necesidad. La R 32 pesaba 123 kg, con una potencia de 8,5 CV, y tres velocidades. Alcanzaba unos sobresalientes 90 km por hora.