Viaje a Cuetzalan

El viernes 26 de septiembre de 2008, reunimos un grupo de 24 motociclistas, miembros todos del Mototour BMW Ciudad de México, en la salida de la carretera que lleva a la ciudad de Pachuca, Hidalgo.

La mayoría de las motocicletas eran GS de doble propósito, que son ideales para rutas con muchas curvas, lluvia, agujeros y deslaves. A las 8:00 a.m. partimos tomando la ruta Pirámides-Tulancingo.

En el trayecto pudimos ver del lado derecho las majestuosas Pirámides de Teotihuacán con una luz cálida del amanecer. Al llegar a Tulancingo, nos esperaba un desayuno espectacular: huevo con carne enchilada, panes regionales, frijolitos y fruta de temporada.

Mientras disfrutábamos de estas delicias, además de gastarnos bromas como siempre, repasamos la ruta y los puntos de interés; también vimos la mejor manera de formar los grupos, basándonos en la experiencia y la amistad de los integrantes.

Salimos formados en grupos de cuatro a seis motocicletas cada uno, hacia la ciudad de Huauchinango, Puebla, para luego tomar rumbo a Zacatlán, pasando por el “Valle de las Piedras Encimadas”.

En Zacatlán nos reagrupamos en una gasolinera, y ya juntos, nos enfilamos hacia Cuetzalan por la Carretera Interserrana, que nos recibió con la lluvia, los agujeros, las piedras y los deslaves mencionados. A pesar de estos inconvenientes, las vistas eran sensacionales, había caídas de agua en todos los cerros, llamaba nuestra atención la cascada “Gloria”, que, con su espectacular flujo, nos reiteraba que el viaje verdaderamente valía la pena.


Aunque las condiciones de la carretera eran por demás difíciles, llegamos a Cuetzalan sin percances.
Ya en el hotel, después de un merecido baño, visitamos el centro del pueblo, con su iglesia de San Francisco de Asís y el famoso poste de los Voladores de Cuetzalan, anteriores a los de Papantla, Veracruz.

El famoso poste era nuevo, tenía apenas dos semanas de haber sido instalado, ya que lo cambian cada año y podemos decir que es una de las grandes tradiciones populares. No pudimos pasar por alto el Palacio Municipal con un diseño parecido al de la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma.

El pueblo es muy pintoresco, con sus techos de teja y sus calles empedradas. Todos los fines de semana se instala un mercado sumamente limpio, con abundante artesanía local, además de comida típica y todo tipo de mercancía.

En la tarde del viernes tuvimos una comida en el hotel, para más tarde organizar nuestra tradicional hora del amigo, en donde no podía faltar la presencia de los Danzantes de Cuetzalan.

El sábado, después de desayunar, partimos en dos camionetas locales a visitar las Pirámides de Yohaulichan, que es la ciudad gemela de El Tajín, en Veracruz.

En este lugar, gracias a un guía, aprendimos algo de historia prehispánica. Para enriquecer nuestro acervo cultural, supimos que este lugar, antiguamente, fue habitado por grupos Otomíes y Totonacas.
Después fuimos a visitar las cascadas “Las Brisas”, donde hay que caminar unos 500 metros de terreno muy sinuoso, pero todos consideramos que valió la pena el esfuerzo al ser recompensados por las vistas del río y la cascada.

Posteriormente, partimos hacia las grutas de “La Aventura”, donde entramos caminando por unas escaleras de piedra y, con la ayuda de un guía, conocimos varios puntos de interés. Terminamos este bonito e interesante paseo para regresar al pueblo, donde nos esperaba una comida en el restaurante “Casa Elvira”, cuya especialidad son las acamayas.

Al terminar paseamos por el pueblo y disfrutamos del excelente café de la región. Visitamos la iglesia de los “Jarritos”, llamada así por sus cúpulas, que están adornadas con jarros de barro y que le dan un aspecto diferente y original.

En la noche pudimos gozar nuevamente del extraordinario arte de los Voladores de Cuetzalan y para sorpresa nuestra participaban varias mujeres en el espectáculo.

Aunque no queríamos, llegó el domingo y con él, nuestro regreso a la ciudad de México, vía Tlaxcala, arribando a nuestro destino alrededor de las 2:30 de la tarde.

Como siempre, al finalizar nuestros programados viajes mensuales, nos queda el buen sabor de boca por haber disfrutado de la libertad que nos proporcionan nuestras BMW, además de haber podido probar la nueva F800-GS que resultó ideal para este viaje.

Una recomendación para los motociclistas que visiten este lugar en tiempo de lluvias: hay que tener mucho cuidado con lo resbaloso del piso que se debe a lo pulido de su piedra.

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